Industria Automotriz DEPRECIACIÓN

ELÉCTRICOS, PIERDEN CASI UN 50% DE SU VALOR DESPUÉS DE TRES AÑOS

08/02/2024. Nuevo “frente de tormenta” para los vehículos a batería: un estudio develó que a los tres años de vida útil, sólo mantienen un 53% de su valor original…

Las ventas de vehículos eléctricos en Europa parecen estar todavía lejos del que podría ser su ‘momento de despegue’. Aún son muchos los usuarios reacios a encarar la electromovilidad como medio de transporte.

No ha servido de mucho que la Unión Europea haya fijado límites muy claros y determinantes con respecto a las emisiones y su paulatina eliminación desde 2035, y no son pocos los que ven ese horizonte mucho más lejano de lo que realmente está. La realidad demuestra que, por el momento, sólo una pequeña cuota de mercado se atreve a dejar atrás los combustibles fósiles. Tendencia favorecida por la todavía insuficiente red de carga, la demora en la misma operatoria y hasta la continua evolución tecnológica, tanto en los mismos eléctricos como en otras alternativas enfrentadas a este tipo de impulsión.

 En medio de este congestionado panorama, la depreciación de las unidades, sea cual fuere su perfil, también entra en juego.

Una característica que adquiere cada vez mayor relevancia a medida que se achican los márgenes y que se suma a, imagen de marca, calidad percibida, mantenimiento del producto y gusto, a la hora de evaluar la adquisición.


No es novedad que sean cuales fueran los tipos de vehículos, las unidades nuevas pierden valor rápidamente, pero tal y como asegura el último estudio de GANVAM-DAT (Asociación Nacional de Vendedores y Reparadores de Vehículos, con 67 años de trayectoria en la materia), las unidades eléctricas tienden a depreciarse con mayor velocidad que las de combustión interna. Tres años después de su matriculación han perdido más de un 47% de su valor original. Un descenso agudizado por algunos de los ítems citados y que han afectado sensiblemente la estabilidad del mercado.

Según la entidad, paralelamente, los vehículos térmicos, diésel y nafteros, muestran un porcentaje de degradación bastante menor y muy similar entre sí, 33 y 29%, respectivamente. Hay que tener en cuenta que hablamos de tecnologías consolidadas y muy evolucionadas que pocas alteraciones sufren con el paso de los años, frente a todo lo contrario, como es la todavía caótica propuesta eléctrica. A pesar de llevar más de una década en el mercado, los vehículos impulsados con baterías (y con la fuerte presión de los políticos) comienzan a transitar temas/problemas comunes a la automoción en general.


En línea con esto, la constante evolución de la tecnología eléctrica y, por lo tanto, su escasa estandarización, han hecho que un nuevo modelo pierda valor rápidamente ante la aparición de un modelo más desarrollado y novedoso. Esto al margen de que en apenas unos años, el campo de la movilidad eléctrica ha logrado baterías más eficientes y con mayor capacidad que permiten mejorar su autonomía, también se han optimizado los procesos de recarga, algo esencial si se pretende que los eléctricos se convierta en una alternativa real a los térmicos.

Los eléctricos no suponen presentar ningún problema en sí mismos, pero aún tienen muchos temas que solucionar. Todavía son caros, y lo que es peor, no se sabe si sus precios van a bajar como lo requiera el mercado y esto también influye que su depreciación, hoy por hoy, aparezca como “un nuevo fantasma” en contra de la tan buscada -como esquiva- proliferación.

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