Como anticipamos, el nuevo Megane RS275 Trophy, se diferencia a priori de la variante anterior por 10 CV más de potencia en el motor, sin embargo, esto, que hasta parece una formalidad para diferenciar a uno de otro plantea, en este caso, un salto destacado en materia de performance, no solo por la diferencia de potencia aludida, mínima si se quiere, sino porque el nuevo modelo propone, además de esos 10 CV, un paquete deportivo sensiblemente superior.
El RS275 Trophy tiene como base al Mégane RS con plataforma Cup que incluye de serie diferencial autoblocante delantero.
A partir de una colaboración con Öhlins, el nuevo RS, propone como opcional el paquete Öhlins Road&Track de una vía, con amortiguadores regulables en dureza y resortes de acero, evolución de los que equipan a los Mégane RS N4 de carrera.

Otra opción interesante es la adopción de neumáticos especiales Michelin Sport Cup2, desarrollados específicamente por la afamada casa francesa para esta versión del Mégane y montados sobre llantas Speedline Turini de 19”.
La gestión del motor, está acompañada por un sistema de escape desarrollado por Akrapovic en titanio y con remate final en fibra de carbono que, según dicen, suena de maravillas y pesa mucho menos…
Detalles de terminación se aprecian en nuevas franjas laterales plateadas, butacas Recaro con costuras en rojo, las citadas llantas de 19” y el embellecedor de la cola de escape.

Con este kit en orden, el Mégane RS275 Trophy fue llevado al Nordschleiffe del Nürburgring (+ de 20 kilómetros en el Infierno Verde), sin embargo, los tiempos allí obtenidos –tratando de batir el registro del Seat León Cupra- serán suministrados recién el 16 de junio próximo, aunque se presume, tal como lo anunció el slogan previo, Under8, o sea, por debajo de los ocho minutos para la vuelta, que el record para su clase podría haber sido alcanzado.
En relación a la reciente movida en nuestro país respecto a la comercialización de la versión anterior (RS265), de los 80 solicitados a Francia, 12 fueron enviados a Tierra del Fuego, lejos del alcance de los nuevos impuestos y del resto, varios fueron a Chile y los demás volvieron a Europa, con la consiguiente depreciación, más pagos plus de fletes y otros perjuicios.