Abonado a la convicción de que lo único que contaba era la victoria, hizo de su profesión de piloto un culto a esa máxima, aunque, a diferencia de lo que pensaban y sentían sus fanáticos, nunca fue aliado de la magia para lograrlo.
Es más, los contradijo con argumentos tan simples como concluyentes: su admiración por, dedicación, trabajo y competencia.
Los acompañó, eso si, con una gran cuota de fe y talento innato, aunque solo si equilibramos todo esto, acuerdo con que podríamos definir como mágico lo que hacía, palabra facilista exaltada por el rigor de los 140 caracteres del twitter y que hasta resulta injusta con quien fuera un eximio obrero del volante.
Pero Senna iba más allá, con argumentos que, precisamente, el adjetivo en cuestión no dejaba ver.
Podríamos hablar de su ubicación, “Los pilotos somos, para la gente, más un sueño que una realidad”.
Sus ideales, “…ten siempre mucha fuerza, mucha determinación y hazlo todo con mucho amor y con mucha fe en Dios, que un día llegarás a tu meta”.
Sus certezas, “Lo importante es ganar. Todo, siempre... Esa historia de que lo importante es competir, no pasa de ser demagogia”.

Sus precisiones, “Si tienes todo bajo control es que no vas al límite”.
Y hasta su humildad, probablemente su virtud más grande que, aún siendo el más reconocido y endiosado de su época, no perdió en ningún momento, como cuando agachó la cabeza ante Juan Manuel Fangio, reconociéndolo como “el más grande de todos los tiempos”.
Quizás sea esta la virtud que más admiré del gran campeón, una humildad que fue el motor para reconocer que, el límite, a veces muy difuso, no lo ponían los demás, sino sus propias aspiraciones, pero “…un día llegas al límite y piensas: bueno, este es el límite. Pero cuando lo alcanzas, algo pasa, de repente, puedes ir un poco más allá... Y descubres que con el poder de tu mente, tu determinación, tu instinto y la experiencia también, puedes volar todavía más alto”.
Por eso, para mi, Senna no fue mágico sino lógico, sobre todo, tratando más que ganarles a todos, ganarse a si mismo, algo que solo consiguen quienes tienen la humildad para aceptarlo, demostrando que solo él podía poner las reglas que determinaran, como en realidad lo hizo, quien era el mejor piloto del mundo… que hace 20 años se mató tratando de demostrar esto.
RD