La conferencia de prensa de Fiat, post anuncio de los resultados del tercer trimestre del año, fue todo lo jugosa que se suponía.
Por un lado, por la confirmación de las ganancias del grupo superiores a los 950 millones de euros, pero, como contrapartida, por la coyuntura que representa la fuerte caída de los mercados local y continental (esto es, Italia y Europa, respectivamente).
Según la empresa, la clave del mercado europeo tiene que ver con lo que es una fuerte polarización, ante lo cual, la compañía tiene dos alternativas; la primera, indica que Fiat debería enfocarse en el segmento generalista, lo que la llevaría a encarar una fuerte reestructuración que obligaría, al menos, al cierre de una de sus plantas en Italia.
La segunda opción es sensiblemente diferente, ya que plantea un “nuevo enfoque Premium”, haciendo hincapié en las marcas del grupo que tienen capacidad para abocarse a esta misión.

Tal cual lo anticipó Fiat, se optó por esta última alternativa, considerando que marcas como Alfa Romeo, Lancia y Maserati, aún no han desarrollado todo su potencial y tienen capacidad, por prestigio y peso propios, para encarar esta crucial misión con buenas perspectivas.
La idea de Fiat, según se adelantó, es emplear mano de obra local, altamente calificada, para construir productos de alto valor agregado. Lo que automáticamente, indica que las plantas ubicadas en territorio italiano, serán las responsables de los modelos aspiracionales o Premium, esto es los más onerosos de producir, aunque también son los que dejan mayores beneficios.
Esta última parte de la ecuación sugiere que, con esta nueva perspectiva del negocio, dichos márgenes compensarían el exceso de costo laboral que representa producir en suelo italiano.

A grandes rasgos este el nuevo plan de Fiat frente a la crisis, esquema que, como se verá, no intenta desatender el tan preciado segmento generalista con el cual la marca está claramente identificada.
Sin embargo, para este sector, la perspectiva es que por tratarse de productos más económicos, la opción será mantener la producción de los mismos en países extranjeros, como ya se hace con las plantas de Polonia, México, Brasil, Argentina, etc.
Este nuevo impulso para las marcas más caracterizadas del grupo Fiat, hará que, por ejemplo, haya tres novedades de Alfa Romeo para 2013: el restyling de la Giulietta (prioritariamente apuntado a EE.UU) y el MiTo (especialmente destinado al mercado europeo) y un nuevo modelo que podría ser el tan esperado 4C, que estará destinado a mercados generales.

En 2014 llegarán dos nuevos modelos, también fabricados en Italia, como el nuevo Giulia (que, según Marchionne, se hará en la ex planta de Bertone en Grugliasco) y un SUV compacto.
En 2015 aparecería un SUV grande, hecho paralelamente con el Grand Cherokee de Jeep en EE.UU, al que se le sumarían, un sedan del segmento E, un nuevo Giulietta y la nueva versión del Spider convertible.
En 2016, la tendencia se ampliaría con más modelos, como para establecer un amplio abanico de productos para satisfacer a todos los gustos y enfrentar la fuerte competencia que se espera de las marcas alemanas.
Por el lado de Lancia, al amparo de este gran despliegue de Alfa Romeo, no habrá novedades hasta 2015, aunque se prevé que quizás pueda subirse a algunas de las creaciones Chrysler como ya lo hizo con el 300/Thema.

En cuanto a Maserati, se contempla la aparición de seis modelos nuevos en los próximos cuatro años, que incluiría a los bautizados como, Ghibli (sedan del segmento grande), Levante (SUV grande) y una nueva versión del Quattroporte.
Y como para no dejar de lado a la empresa-madre, esto es Fiat propiamente dicha, además de lo antes mencionado, la estrategia se basará en dos frentes principales, por un lado el Panda que, como familia, crecerá en número y posibilidades y por el otro lado el 500 que, también sumará integrantes a un abanico de modelos ya bastante desarrollado.

A grandes rasgos este es el plan estratégico de Fiat para los próximos años, que es una reformulación de lo que se esperaba y como tal tendrá seguramente varios ajustes para encarrilar el rumbo.
Más allá de lo atrevido de este nuevo formato, hay avales para sostenerlo.
Por un lado, los resultados del grupo Fiat/Chrysler al cierre del tercer trimestre y por otro, la acogida que tuvo el nuevo esquema, en principio positiva, por parte de los representantes sindicales de Turín, otra de las piezas clave de este intrincado ajedrez que se propone jugar Fiat.