Toyota dio un salto gigante en el mundo del hidrógeno al completar con éxito su primera carrera de resistencia con un prototipo GR Corolla equipado con un motor alimentado por un sistema de hidrógeno líquido -una aplicación más que se suma a la de la pila de combustible- que abre nuevas y grandes expectativas, en este caso, respecto a la vida útil de los motores de combustión interna.

La Super Taikyu que se celebra en Japón, es el equivalente de la 24H de Le Mans y que, por su demanda, resulta el ámbito ideal para poner a prueba soluciones tecnológicas en función de futuro.

Consumando ensayos previos en la misma prueba con el sistema que se sirve del hidrógeno como combustible para sus vehículos impulsados por motores ICE, Toyota logró con este resultado un verdadero hito en el mundo de la tecnología. Que por sobre todo, destaca la consecuencia de la marca en todas las posibilidades que ofrece el hidrógeno, desde las pilas de combustible hasta la combustión interna, como sustituto de la nafta.

Conscientes de que la política de “solo eléctricos” de Europa se desbarranca, (hasta los férreos impulsores de la tendencia ya están planteando los híbridos enchufables y también los combustibles sintéticos más allá de 2035), la marca japonesa apuesta por el hidrógeno, a quien le atribuye más posibilidades de convertirse en una alternativa esencial para mantener los vehículos térmicos vigentes. Prueba palpable de esto, fueron las 24 horas de máxima exigencia en la Super Taikyu, donde un prototipo del GR Corolla se alzó con la victoria el pasado fin de semana.

Un logro que perseguían desde hace más de dos años, demostrando que su motor de combustión alimentado por hidrógeno líquido es más que un sueño. Toyota demostró que el motor IL3 del GR Yaris, modificado para esta competición, funcionó a la perfección con hidrógeno en estado gaseoso almacenado en tanques a una presión de 700 bares.

Con este desafío superado, la marca pudo comprobar que el hidrógeno líquido ofrece una mayor densidad energética, por lo que se puede almacenar más cantidad en los tanques, aunque enfriado a una temperatura de -253º. Una condición que trae aparejado un requisito imprescindible, y es que una vez que la temperatura supera este límite, el hidrógeno comienza a expandirse y debe liberarse del depósito a través de una válvula aplicada para contemplar esta alternativa.

Toyota guardó con bastante celo detalles técnicos, pero está claro que las últimas modificaciones han solucionado la mayoría de los inconvenientes que fueron surgiendo y la victoria fue la mejor evidencia. Un detalle significativo al respecto lo propone el nuevo modo de funcionamiento de “combustión pobre" que, al detectar cuándo no se necesita potencia máxima, restringe la alimentación buscando un mejor aprovechamiento del uso del combustible y, por ahora, solo aplicable para competición. Otros detalles optimizados fueron, la recarga del combustible con un sistema que minimiza el riesgo de fugas y la reducción de los tiempos de un 30 % en la misma maniobra.

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