Avalada por el crítico momento de los eléctricos, más cerca de convertirse en un fiasco que en otra cosa -queda explícito en nuestro encabezado- BMW se suma al nuevo enfoque de buena parte de las automotrices, iniciando un giro en dirección totalmente opuesta respecto a su estrategia de principios de la década.  

La marca alemana fue consciente que una transformación radical de la mano de la irrupción eléctrica era un imposible, por lo que han conservado su modelo de negocio, ofreciendo motores de combustión, híbridos enchufables y también eléctricos. Un nutrido portfolio para un amplio espectro de clientes.

En declaraciones a un medio alemán, el máximo responsable de BMW, Oliver Zipse, no sólo ha confirmado que seguirán insistiendo en ese sentido, sino que sorprendió al manifestar su convencimiento de que los vehículos eléctricos no son para todos los públicos.

“Los avances en la propulsión eléctrica no significan, automáticamente, que un vehículo con dicha impulsión sea la mejor solución para todos. Por ejemplo, hay clientes que suelen arrastrar remolques pesados ​​y en algunas zonas todavía falta infraestructura. En esos casos, un diésel moderno puede ser la solución…” manifestó Zipse entre otros comentarios.

El ejecutivo alemán no entiende a aquellas marcas que han optado por abandonar el diésel, por más que asume que mantenerlos implicará notables esfuerzos e inversión, aunque en el caso en particular de la marca que comanda, los primeros pasos ya están siendo dados...

Zipse es un fiel defensor de los combustibles sintéticos, anunciando su intención de apostar por ellos a partir de 2025. Los motores nafteros de la marca están preparados desde hace tiempo para alimentarse con alternativas con hasta un 25% de componente biológico, e idéntico rumbo se propone también para los diésel a partir del año que viene.

Como parte de ese convencimiento, el ejecutivo confirmó que todos los BMW nuevos que salgan de sus líneas de producción en Alemania, desde enero de 2025, serán enviados a los concesionarios con una carga inicial de HVO 100.

Un combustible más limpio que el diésel fósil -reduce las emisiones de CO2 en un 90%- sin afectar su rendimiento, ni producir daños mecánicos y que tampoco afectará la autonomía, una de las cartas-clave más importantes que entregan los motores gasoleros y por lo cual son ampliamente reconocidos.

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