La advertencia del ejecutivo de la marca del rombo está motivada por ‘el enorme desafío’ que tendrán las automotrices europeas al verse obligadas a adecuar las emisiones medias de sus nuevos vehículos a 93,6 g/km de CO2 (un 15% menos respecto al límite vigente de 116 g/km, impuesto en 2021). Valor a partir del cual comenzarán a regir las “multas” respectivas que, a pesar de que la mayoría de las automotrices cumplieron con el objetivo buscado, en su primer año de aplicación, significaron un desembolso de más de 550 millones de euros.

La nueva normativa prevé que “por cada gramo de CO2 que exceda el límite impuesto, se deberán pagar 95 euros”.

No obstante que Europa haya demorado la aplicación de la norma Euro 7 hasta 2030, las automotrices deberán reducir gradualmente, y por temporada, las emisiones medias de sus vehículos lo que ha llevado a que, poco tiempo antes de ingresar en un nuevo período de restricciones a partir del primer día de 2025, las alarmas comenzaron a sonar en la mayoría de las marcas.

Luca de Meo, quien además de CEO del Grupo Renault, también dirige ACEA, la agrupación de fabricantes automotrices europeos, le planteó hace unas semanas atrás a la UE que reconsidere la normativa de emisiones de CO2 a aplicarse desde 2025 y, en el marco del Salón de París, acentuó su propuesta.

Sintéticamente, de Meo, manifestó “la UE aún carece de las condiciones cruciales para la adopción masiva de vehículos eléctricos con 0% de emisiones”. Además, confirmó que a pesar de que las previsiones para este año estimadas por el Grupo Renault siguen dentro de los parámetros estimados, los objetivos de CO2 en Europa podrían afectar negativamente los resultados financieros del Grupo en 2025.

Respecto a esta última y no deseada posibilidad, el CEO de Renault, anticipó que de no haber cambios para los objetivos 2025 de la UE, y si no se produce un aumento considerable de la demanda de vehículos eléctricos, el Grupo que lidera se verá obligado a comprar créditos de otras marcas, como Tesla y BYD, para evitar el pago de sanciones.

De Meo recordó que los límites para el 2025 fueron configurados en 2018 basándose en los datos de ventas del 2016 y desde entonces, hubo una pandemia mundial y varios conflictos diplomáticos que están afectando a la sociedad. “Me quedo sin palabras cuando escucho a personas capaces de predecir un futuro tan dinámico con siete años de antelación, e incluso, cuando se explayan sobre porcentajes de ventas de vehículos 100% eléctricos!”, sentenció.

Esta última reflexión llevó al ejecutivo a ser todavía más taxativo en sus perspectivas. Especificó, que el mercado en Europa, en principio, “está aún un 20% por debajo de los números anteriores a la pandemia". En segundo lugar dijo que, “los costos de la electricidad se han disparado desde la guerra en Ucrania. Además, la producción de los vehículos eléctricos actuales y de las celdas de baterías, requieren de mucha más electricidad en comparación con las unidades de combustión”. Por último, De Meo recordó que el precio de los microchips, “a pesar de que han ido reduciéndose en los últimos tiempos, son más elevados que antes de la pandemia”.

Fuente: ANE

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