El retraso de la aplicación de la norma Euro 7 en Europa (la semana pasada se aprobó su entrada en vigor en 2030, cuatro años más tarde lo inicialmente previsto) ha agregado confusión a los mercados. A tal punto que varias automotrices se debaten en la incertidumbre más absoluta. VW cancela la producción de su ID.3 en Wolfsburg por la baja demanda de los eléctricos (favoreciendo la producción en dicha planta de los Tiguan y Golf térmicos). Los EV de Mercedes todavía no han alcanzado el volumen de ventas esperados, por lo que mantendrán vigente el Clase A. Ford presentó una nueva patente que prolongará la vida de sus térmicos… 

Estos son sólo algunos ejemplos de marcas que no parecen tener las ideas muy claras con respecto al futuro de su movilidad. Y la mayoría, en vez de apostar por la electrificación plena como se esperaba, apuntan a volcarse hacia una estrategia que contemplaría, al menos en corto y mediano plazo, transitar ambos formatos de impulsión.

De este complejo panorama, se desprende que Europa –de la mano de los siempre acomodaticios y manipuladores políticos- ha querido avanzar más rápido de los que las circunstancias aconsejaban en su afán por reemplazar los ICE con los EV.  Y ahora se encuentra ante un mercado indeciso, donde las marcas tienen que hacer malabarismo con su dinero y con sus estrategias. Una cosa es seguro, ninguna marca se puede jugar exclusivamente por una u otra tendencia. En algún momento, los eléctricos llegará a donde se lo propusieron, pero los térmicos no se rendirán...

Inclusive ante un caso como el de este futuro BMW M3 que proponemos, donde la disyuntiva es incluso más difícil, por tratarse de un deportivo donde el perfil de sus usuarios obliga a una solución que no se sabe hasta que punto podrá contentar a todo el mundo.

Lo más concreto es que hasta 2030 los fabricantes tendrán que seguir cumpliendo los estándares de la norma Euro 6, lo que a su vez obliga a modificar las estrategias a corto y medio plazo, permitiéndole al nuevo M3 térmico una inesperada y más prolongada vigencia.

En BMW han recibido la noticia con una sensación “agridulce”. Si bien la gama normal de la marca no corre riesgos, preocupan otras áreas, principalmente, la de deportivos. Los modelos “M” llevan más de cinco décadas demostrando cómo deben hacerse los deportivos de calle. Entre ellos, el M3 tiene un peso muy concreto, por historia y por repercusión de ventas.

La actual generación ha resultado ser un éxito a pesar de los drásticos cambios, tanto estéticos como filosóficos por las nuevas tecnologías aplicadas. La idea principal, hasta antes de conocerse la demora en la aplicación de la Euro 7, era lanzar una nueva generación 100% eléctrica (algo que se mantiene, aunque ahora con variantes…). Los nuevos planes indican que habrá dos “corrientes”, una eléctrica y otra térmica, alternativas que podrían solucionar varios problemas con una sola acción, tanto a nivel comercial como a nivel mecánico.

Para BMW no le será fácil vender un M 100% eléctrico, aunque ya se conoce que está desarrollando un M4 con cuatro motores eléctricos que será capaz de casi duplicar las cifras de potencia actuales y como para que los clientes vayan haciéndose a la idea de cómo será la electrificación de la gama.

Si bien el costo de desarrollo será más caro, la marca podrá avanzar en dos frentes y lo más importante para los puristas y clientes tradicionales de los deportivos de la marca: el M3 tal como se lo conoce mantendrá su corazón térmico, por más que no se conozca hasta cuando…

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