Según Automotive News, “El CEO de Ford, Jim Farley, dijo la semana pasada que Ford perdió alrededor de $ 2 mil millones en ganancias en 2022 como resultado de gastos evitables y problemas con la cadena de suministro. Se comprometió a reducir $2.500 millones en costos este año y que los recortes de empleos están sobre la mesa”.

Cerrado el ejercicio fiscal 2022, Ford declaró a nivel mundial pérdidas por 1.981 millones de dólares, una enorme diferencia respecto a los 17.937 millones de beneficios alcanzados en 2021. Según adelantó la marca, las causas están identificadas por la dirección de la compañía.

Durante el cuarto trimestre del año pasado, Ford vendió 100.000 vehículos menos de los que había previsto, debido fundamentalmente a la falta constante de semiconductores (microchips), interrupciones en la cadena de suministro y el aumento de costos de otros componentes y materias primas.

Solo durante ese período, Ford ingresó 44.000 millones de dólares, de los cuales 1.300 se convirtieron en beneficios, sin embargo, venía de un  período bastante oscuro: durante los tres primeros trimestres del año las pérdidas acumuladas estuvieron muy por encima de este resarcimiento. Todo indica que la marca es consciente de lo sucedido, su sistema industrial no mostró la calidad necesaria y, sobre todo, tuvo excesos en los costos de producción.

Durante 2022, Ford alcanzó una cuota de apenas el 5% del mercado mundial de autos, bastante lejos de sus mejores años, algo perdidos en el tiempo...

El rendimiento del negocio ha sido muy desigual en las distintas regiones donde está presente la marca. En Norteamérica, en un año completo, Ford ganó (antes de impuestos y tasas, EBIT) 9.200 millones de dólares.

Sudamérica aportó a las cuentas 413 millones de dólares, bastante más que Europa, que apenas agregó 47 millones. En el resto del mundo, la sumatoria fue de 628 millones de dólares extra, menos en China donde, precisamente, perdió 572 millones de dólares. A esto hubo que sumarle el costo por su apresurado ingreso al mercado de vehículos eléctricos e inversiones de distinto tenor.

Quedó claro que Ford se movió bien “en casa”, donde apenas comercializa unidades de turismo (Mustang nafteros) y su negocio depende de los lucrativos crossover, SUV y pick-ups, con precios naturalmente ‘inflados’ y por lo tanto más rentables. En regiones más competitivas es donde lo pasó mal, y el mejor ejemplo fue Europa, donde apenas superó el límite de pérdidas por muy poco, lo que anticipa ajustes dolorosos en esa zona.

En Alemania es donde podrían producirse la mayoría de los recortes. Se habla de 2.500 despidos previstos para el Viejo Continente, al cesar la producción del Focus en Saarlouis, a lo que se suma que también se aprovecharía la menor necesidad de mano de obra calificada que requeriría la histórica planta de Colonia, destinada exclusivamente a la producción de vehículos eléctricos. El negocio europeo deberá ser reestructurado por Ford para aumentar la eficiencia y, como histórica –y dramáticamente- supo suceder, el recorte de personal  es lo primero a lo que se recurre.

Un costo social que, además, podría acentuar un hito negativo para la imagen histórica de la marca, ya que  Ford es uno de los fabricantes más importantes de la industria europea, aunque la acumulación e importancia de los problemas...

No obstante, el CEO Jim Farley cree que en 2023 los resultados económicos mejorarán respecto a los del año pasado, aunque advirtió que “va a ser un año crucial para el futuro de Ford”.

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