- "¿Están las instituciones y los fabricantes intentando reducir el CO2? ¿O están persiguiendo aire limpio?

Si es esto último, entonces claramente los vehículos eléctricos son la solución obvia porque las emisiones de escape se erradican, a pesar de la afectación ambiental por cómo se extraen y obtienen los materiales para las baterías, y el CO2 que se produce en el proceso de fabricación.

Si es lo primero, entonces deberían concentrar su energía y capacidad intelectual en hidrógeno, pilas de combustible o combustibles sintéticos. Mientras que los combustibles sintéticos queman carbono, el CO2 se captura en el proceso de fabricación, convirtiéndose así en "cero neto".

Aunque puede ser que, en realidad, los políticos estén tratando de capturar CO2 y perseguir aire limpio, en cuyo caso ellos debemos estar preparados para pagar la prima.

La verdad es que no deberíamos legislar para hacer de los vehículos eléctricos la única solución para llegar al “cero neto”, sino adoptar un enfoque 'darwinista' y disfrutar de lo mejor de todo.

El hidrógeno, por ejemplo, podría eclipsar a las baterías por su eficiencia cuando se trata de vehículos pesados ​​y transporte de larga distancia.

Los combustibles sintéticos pueden continuar proporcionando el drama, el ruido y la emoción que asociamos con los autos deportivos, sin mencionar la conveniencia para los fabricantes, que podrán convertir los motores de combustión interna tradicionales para que funcionen con combustibles sintéticos con relativa facilidad.

Y no tengo ninguna duda de que los ingenieros y científicos están trabajando en tecnologías en este momento que podrían resultar en la aplicación de un combustible ecológico que nadie antes creía posible.

No es exagerado decir que las decisiones que se tomen en los próximos años definirán la próxima era del avance humano. Debemos corregir la economía de las baterías y otros combustibles de “cero neto” y, con toda la agitación que estamos viendo en el mundo moderno, esto está lejos de ser seguro que suceda sin problemas.

Ahora que nos encontramos en la cuarta iteración de la revolución industrial que comenzó hace 260 años a través del poder del vapor, la quinta iteración bien podría estar marcada por nuestra capacidad para identificar múltiples modos de transporte "cero neto" que funcionen por tierra, mar y aire".

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