Según el máximo referente de VW en China, Stephan Wollenstein, "El problema ya nos estaba afectando en diciembre cuando perdimos de producir 50.000 unidades debido a la falta de algunos chips, y dejamos de producir otros 10.000 desde entonces!"

El ejecutivo manifestó que la escasez de chips está perjudicando principalmente a los modelos que utilizan el Programa de Estabilidad Electrónica (ESP) de la marca, un conjunto de sensores que funciona con el sistema de frenos antibloqueo de los vehículos, “para evitar que las ruedas se atasquen después de un viraje inesperado”.

"Nuestras industrias se convierten en sistemas muy vulnerables  si solo falta un chip", reflexionó Wollenstein, quien no se mostró optimista en relación al futuro inmediato,  "Desafortunadamente, esto continuará en el primer trimestre", aunque destacó que la compañía está en contacto con los fabricantes de chips de todo el mundo para reforzar el suministro.

China es un mercado crítico para la marca alemana, donde realiza grandes operaciones que representan alrededor del 40% de las entregas de vehículos globales de VW, a las cuales están atadas una gran parte de las ganancias de la compañía.

VW, con sus socios locales, entregó 3,85 millones de vehículos en China el año pasado, un 9,1% menos que en 2019, en gran parte debido a la pandemia de coronavirus.

Los fabricantes de vehículos de todo el mundo se han visto afectados en las últimas semanas por la escasez global de semiconductores que ha provocado recortes de producción y despidos de personal.

Volviendo a la particular situación de VW en su mercado más importante, Wollenstein concluyó que esperaba que la escasez de chips terminara en marzo, aunque advirtió que sus efectos también podrían afectar al segundo trimestre, ampliando que algunos otros sistemas de los vehículos también sufrirían con el inconveniente.

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