En Foco
EN FOCO
PRUEBA DE CARCTER
10/09/2013. O como Loïc Duval superó el examen más difícil para un piloto profesional?por partida doble: ganar la edición más complicada y dramática de las 24 Horas de Le Mans.
Con una gran experiencia en la mayoría de categorías monoplazas del mundo, participación en distintos torneos internacionales y victorias en las 12 horas de Sebring 2011, las 6 horas de Spa 2012 y las 6 horas de Silverstone en 2013 en resistencia, la campaña de Loïc Duval, se presumía variada y rica, aunque las aspiraciones de un piloto profesional están directamente relacionadas con sus ambiciones…
Ambiciones que, para Duval, elegido para integrar oficialmente el equipo Audi en LMP1 en esta temporada, las 24 horas de Le Mans aparecían como el objetivo más preciado, el premio mayor; especialmente, si consideramos que, además de una de las pruebas más importantes del mundo para cualquier piloto, son más importantes todavía para un piloto de origen francés.
Pero las 24 Horas siempre fueron bastante más que el objetivo de una ambición…
Representan un legado de esencia automovilística como muy pocas carreras tienen.
Un compendio que exige las mejores aptitudes, combinadas con una visión estratégica, que ayude al inconsciente a comprender, en todo momento, que se trata de todo un día de carrera, en cualquier condición y bajo enorme presión.
Disposición para el trabajo en equipo, disciplina, resistencia a toda prueba y un rigor profesional que, en el caso de las 24 Horas, es el más exigente examinador de las condiciones de un piloto.
Menudo coctel donde, para colmo, a cualquier ambición personal se le antepone el éxito del equipo…
Sin embargo, Loïc Duval, comenzó a afrontar el desafío desde los tests previos a principios de junio, cuando en una jornada matizada por la lluvia, se recuperó de un fuerte golpe a la mañana y fue el más veloz a la tarde, al cabo de las dos tandas de cuatro horas cada una.
“Al final de la temporada anterior, quedó demostrado que los Toyota dominaban. Nosotros teníamos un auto muy confiable, pero que no tenía la misma performance. Por eso, para este año, se trabajó mucho en la motorización, la aerodinámica, el sistema híbrido y los neumáticos con Michelin”.
“Logramos buenos resultados, aunque nuestra principal ventaja frente a los Toyota híbridos era un consumo menor. Sin embargo, ellos tenían un tanque de combustible con mayor capacidad por reglamento, por lo que tenían que parar menos y, además, eran muy rápidos en pista. Entonces, las 24 Horas se transformaron en una carrera tipo sprint donde nuestros hombres de boxes debían ser tan veloces como nosotros en pista…”
Duval también fue el mejor en la clasificación oficial previa a la carrera, ubicando al Auti R18 nº2 que compartió con Tom Kristensen y Allan McNish en la pole, a más de 242 km/h para su mejor vuelta.
Ya nadie podía dudar de la velocidad del piloto galo y que la elección consensuada de Kristensen y McNish por Duval, parecía la más acertada para reemplazar al legendario Rinaldo “Dindo” Capello, que formó pareja con ellos hasta su retiro algunos meses atrás.
Pero está escrito que las 24 Horas no son una carrera cualquiera…
El fatal accidente de Simonsen, al principio, una docena de apariciones del safety car con casi cinco horas y media de neutralización, la lluvia…el Audi nº 1 líder que se retrasa con problemas en el alternador, el nº3 que tiene una salida de pista y pierde un par de vueltas, otra vez la lluvia y los Toyota que amenazaban en todo momento…
“Las condiciones de la carrera fueron muy complicadas. Nunca había estado tanto tiempo detrás de un auto de seguridad. Pero lo más duro, a partir de circular a marcha lenta, fue mantener la temperatura de los frenos y los neumáticos…Hubo varios períodos de neutralización y fueron muy prolongados (ndlr: un par de ellos duraron hasta 50 minutos…), el frío se instalaba, costaba seguir concentrado y estar atento a lo que hacían los demás. También fue difícil cada relanzamiento, el primer minuto, minuto y medio posterior, hasta que todo el auto no tomaba temperatura, había que ser muy cuidadoso...
Cuando todo se normalizaba, se hacía fácil…Por ejemplo, en la recta des Hunaudières, viajando a 340 km/h, el piloto entra en calma: se hidrata, se acomoda en la butaca, relaja las manos del volante, en fin, se entretiene (risas). Gracias a estos tramos rectos, La Sarthe no es un circuito muy exigente, pero las 24 Horas tienen un entorno mítico que adoro…”.
La bandera a cuadros selló la primera victoria de Loïc Duval en las 24 Horas después de cinco participaciones, su momento de gloria había llegado, estaba en lo más alto del podio…
“Es una imagen imborrable. Hacía muchos años que pensaba en esto. Es el sueño de un chico hecho realidad…Estar allí arriba, con una marea humana que te rodea, es impresionante. Fue un momento muy fuerte, uno de los tantos momentos fuertes de Le Mans. Trabajamos muy duro durante un año y esos momentos duraron solo unos segundos…Físicamente, moralmente, es una carrera muy difícil, para colmo, este año a todos nos marcó la muerte de Allan Simonsen. Por eso, aunque maravilloso, el podio no tenía el mismo perfume…”.
Llamativo giro el que Loïc Duval le dio al mágico momento que lo encontró en el lugar más alto del podio, allí donde descubrió una nueva faceta de las 24 Horas de Le Mans: ante algunas circunstancias, el perfume de la gloria no tiene el mismo olor…
Era el detalle que faltaba para demostrar que, a veces, la sensibilidad endulza, pero no afecta la manifestación del carácter.