La sucesión de hechos parecen haber llegado a su fin, con la noticia que comienza a perfilar el destino de la planta automotriz más antigua de Ford en Brasil.
La marca anunció en febrero que cerraría el establecimiento, que emplea a unos 3.000 trabajadores, como parte de una reestructuración global que, entre otras acciones, implicaba abandonar el negocio de camiones pesados.
Desde ese momento, y con el involucramiento del estado de San Pablo, en la propia persona del gobernador Joao Doria, la local CAOA y Ford han estado negociando la compra de la planta por parte de la primera, avalada por el estado paulista, preocupado por mantener los miles de empleos de los ciudadanos que se perderían en caso del cierre definitivo de la planta.
El giro que en principio ha tomado el destino de la planta, con el acuerdo inicial de la compra comunicado hace pocos días, sin embargo, no salvaría en su totalidad a la numerosa plantilla de operarios. Al decir de Wagner Santana, presidente del sindicato que representa a los trabajadores de Ford, CAOA manifestó que inicialmente retendría solo a unos 800 trabajadores, que 1.300 serían despedidos, mientras que del resto se haría cargo Ford.
En la conferencia de prensa donde se anunció la operación, el gobernador Doria manifestó que una decisión sobre cuántos puestos de trabajos se mantendrán solo se podrá tomar una vez que Ford y CAOA cierren la venta, que está programada para pasar por un proceso formal previo que durará 45 días. No obstante, afirmó que la intención del gobierno es "preservar todos los puestos de trabajo, esa es la condición fundamental para sostener la contribución del estado", en referencia a los posibles beneficios fiscales que este mantendría aún bajo el nuevo régimen.
Por su parte, el sindicalista Santana, adelantó que CAOA planea pagar a los operarios que contrate hasta el 80% de sus salarios actuales en Ford, señalando que estos sueldos están muy por encima respecto a los salarios pagados en otros estados.
El “tercero en discordia” en esta negociación, Carlos Alberto Oliveira Andrade, presidente y fundador de CAOA, cuyas iniciales forman el nombre de la empresa, puntualizó, "el objetivo es hacer que la fábrica sea rentable y productiva, para que genere empleo y riqueza".
El gran mercado interno de Brasil y la economía proteccionista del estado de San Pablo han atraído durante mucho tiempo a las automotrices más grandes del mundo, y CAOA propone el raro caso de un fabricante local independiente aunque, en realidad, es de propiedad nacional. La compañía tiene acuerdos para producir camiones, fabrica autos para Hyundai de Corea y es copropietaria de la operación Chery de China en Brasil, cuyos vehículos se comercializan bajo la marca CAOA Chery.

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