El acuerdo hará que Toyota, a través de una erogación de algo más de U$S 900 millones, se haga de una participación del 4,94% en Suzuki, mientras que esta adquirirá el 0,2% de las acciones de Toyota previo pago de algo más de U$S 500 millones.
Ambas automotrices manifestaron en conjunto la intención de superar los nuevos desafíos que enfrenta la industria, "construyendo y profundizando las relaciones de cooperación en nuevos campos mientras continuamos siendo competidores". Ampliando que, de esta manera, fortalecerían las tecnologías y los productos en los que cada una de ellos se especializa.
La vinculación destaca los desafíos para las automotrices mientras luchan por mantenerse al día con el crecimiento vertiginoso en una industria que se ha transformado con la imposición de los vehículos eléctricos y la conducción autónoma.
Toyota y Suzuki estaban explorando una asociación desde 2016, citando a partir de aquel momento los desafíos tecnológicos y la necesidad por mantenerse al día con la consolidación de la industria lo que derivó, a principios de este año, en la conformación de un vínculo para producir vehículos eléctricos y compactos.

Toyota ha estado buscando ampliar la escala en la tecnología de próxima generación, puntualizando que este año ofrecerá acceso gratuito a patentes para motores EV y unidades de control de potencia. La marca cree que esta medida lo ayudará a reducir hasta la mitad de los desembolsos para componentes de vehículos eléctricos e híbridos expandidos en EE.UU, China y Japón.
Suzuki, que se especializa en vehículos accesibles y de tamaño contenido, había estado luchando por mantenerse al día con las enormes inversiones en investigación y desarrollo para funciones de conducción automatizada; declaró que empleará algo más de U$S 210 millones de los ingresos por el acuerdo para el desarrollo de nuevas tecnologías, incluida la conducción autónoma, y el resto para reponer su capital.
Toyota ha presupuestado aproximadamente siete veces más en investigación y desarrollo que Suzuki para este año fiscal, y esta última ha señalado el elevado costo de fabricar vehículos competitivos como la razón principal para buscar unir fuerzas con un socio más poderoso.

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