“Fue la carrera más difícil que viví en mis 15 años en Le Mans. En primer lugar por el trágico accidente de Simonsen. Pero, además, el desarrollo de la carrera fue muy inusual también. Durante las 24 horas, nuestros pilotos fueron exigidos a cambiar constantemente para adecuarse a las distintas condiciones climáticas en muy cortos períodos de tiempo. Por lo tanto, nadie pudo descansar en lo más mínimo en boxes. Nunca experimenté nada igual…”. Las declaraciones del Dr. Wolfgang Ullrich (nº1 de Audi Motorsport), además de elocuentes, plantearon la dura realidad de las últimas 24 Horas, donde lo sintetizado por Ullrich se ajustó a una realidad no deseada por ninguno de los participantes y tampoco por los asistentes.

Según el máximo responsable de la categoría LMP, Chris Reincke, “Varias tecnologías se enfrentaron bajo las condiciones meteorológicas más severas, llevando a cabo una gran batalla hasta las horas finales”.
Ralf Jüttner, DT del equipo Audi Sport Joest, fué todavía más allá, “fue la más loca edición de Le Mans en términos de clima y de intervención del auto de seguridad”.
Y mientras, Loic Duval disfrutaba su primer victoria en Le Mans (“…es un gran momento en mi carrera”) y Allan McNish reflexionaba sobre su tercer éxito en La Sarthe (“tuvimos un gran auto y no realizamos paradas de más, salvo cuando Tom pinchó una goma. Fue una tarea impecable, no siempre sucede así en una carrera como Le Mans”).

Por su parte, Tom Kristensen mostraba sentimientos ambiguos, “experimenté altos y bajos emocionales, por haber ganado mi novena Le Mans con un equipo de primera línea y un gran auto. Infortunadamente, perdimos a alguien que tenía nuestro mismo sueño…Poco antes de morir en marzo, mi padre me dijo que vencería una vez más en Le Mans y pensaba dedicarle este triunfo, pero esperaré a otro día, mi padre entendería…esta vez se lo dediqué a Allan Simonsen”.
Pero a las particulares reflexiones de una prueba tan exigente, se le sumaron esta vez números que solo las 24 Horas pueden generar…

Rápido y más eficiente: el Audi R18 e-tron quattro victorioso de Kristensen-McNish-Duval, realizó 34 paradas en boxes que requirieron 47m y casi 15 segundos. Con una capacidad de tanque de combustible de 58 litros (por reglamento) el Audi vencedor requirió 1.972 litros de gasoil.
Por su parte, el Toyota nº8 que finalizó segundo hizo 30 paradas en boxes que demandaron 43m y poco más de 20 segundos que, con un tanque de combustible de 76 litros, hicieron que necesitara para cubrir la distancia, 2.280 litros de nafta.
Audi no solo fue más veloz, sino también más eficiente.
Además, el vehículo ganador necesitó para cubrir la distancia total de la carrera 16 sets de neumáticos (en total, 64 gomas).

Doce veces salió el auto de seguridad a pista, lo que insumió un total de, cinco horas y 27 minutos de neutralización!!!.
Estas interrupciones, así como las condiciones climáticas, hicieron que en esta edición de Le Mans, los vencedores recorrieran poco menos de 4.743 kilómetros, equivalentes a 348 vueltas, a un promedio general de 197,446 km/h.
Loic Duval (sobre el Audi nº2) logró la pole position en 3m22s349 a 242,534 km/h, mientras que Andre Lotterer (Audi nº1) realizó el record de vuelta en 3m22s746 a 242,225 km/h en el giro nº 170 de la carrera.
Audi venció en 12 de las 15 ocasiones en que participó en Le Mans (desde 1999 hasta la fecha), donde el record absoluto en victorias lo detenta Porsche con 16 triunfos en 28 años (1970-98).

Desde que debutó con motorización diesel en 2006, Audi venció en siete ocasiones y la carrera no conoció otro propulsor que venciera en forma absoluta desde ese año (en 2009 ganó Peugeot con el 908 HDi FAP también diesel).
Audi no solo venció la competencia, sino que también ganó con Gené-Di Grassi-Oliver (Audi nº3 que finalizó 3º) el Michelin Green X Challenge, el trofeo impuesto por la marca de neumáticos para el vehículo que tuviera el mejor índice de eficiencia.
Por último, de las 348 vueltas que tuvo la carrera, Audi punteó en 342 giros y Toyota en seis…