Del 31 de mayo al 2 de junio, en el Autódromo del Mugello se disputará la 6ª carrera del Mundial 2019 de MotoGP.
Desde 1976, la pista situada en la provincia de Florencia, recibe al Campeonato del Mundo de Motociclismo en sus tres categorías, pero solo desde 1994 es sede permanente del GP de Italia.
Los 5,245 kilómetros de la pista, que discurre por los cerros toscanos, se distinguen por los frecuentes cambios de inclinación: si en las curvas en subida se corre el riesgo de llegar sin la velocidad necesaria por haber frenado demasiado, en aquellas en bajada el peligro es todo lo opuesto, es decir, se puede terminar en las camas de escape por haber frenado demasiado tarde.
La pista ofrece también una de las rectas más largas de todo el Mundial (1.141 metros) que finaliza en la primera curva del circuito (01, San Donato) y que exige, además de un motor potente, naturalmente, un sistema de frenos con la suficiente eficacia que al actuar, impida que se pierda en la aproximación a esa curva lo que se pudo haber ganado en la citada recta con motor y aerodinámica.
Las 14 curvas restantes del circuito presentan configuraciones bastante similares, por lo que permiten que los discos de carbono que utilizan las MotoGP se enfríen, no obstante las altas temperaturas del asfalto. Según los técnicos de Brembo, el Autódromo del Mugello está en la categoría de los circuitos medianamente arduos para los frenos. En una escala de 1 a 5, los profesionales le atribuyen un índice de dificultad 3, valor atribuido también a Le Mans, por más que este tenga rectas mucho más cortas, y a otros ocho circuitos del calendario.
Al igual que en el GP del Qatar, también el Autódromo del Mugello tiene una frenada a más de 350 km/h y el resto por debajo de los 270 km/h. En total, los pilotos de MotoGP utilizan los frenos nueve veces por vuelta, durante un total de 30 segundos, valor correspondiente al 28% de la duración total del GP de Italia.

Entre todos los GP disputados este año, constituye el porcentaje más bajo: en Jerez se alcanzó un 31% y en otras tres pistas el 30%. La desaceleración media es de 1,11 G, igual que las de Silverstone y Aragon.
Sumando todas las fuerzas que un piloto aplica sobre la palanca del freno en Mugello, desde la largada hasta la bajada de la bandera de cuadros, el valor supera los 830 kilos. Durante una vuelta en el Mugello, los pilotos aplican una fuerza de casi 36 kilos sobre la palanca del freno.
De las nueve frenadas del circuito de Mugello solo dos están clasificados como “duras” para los frenos, cuatro son de mediana dificultad y las restantes tres influyen poco sobre los sistemas de frenos.
La frenada más complicada es la de la citada curva San Donato (curva 01), que está precedida por una lomada, las MotoGP llegan a más de 355 km/h y entran en la curva a 93 km/h. Para lograrlo, los pilotos accionan los frenos durante seis segundos, recorriendo en este lapso 334 metros. La desaceleración es brutal, 1,5 G, es decir que supera en 0,18 G la de un Porsche 911 GT3.
La fuerza sobre la palanca de frenos es de 6,4 kilos y la presión del líquido de frenos Brembo HTC 64T es de 13,7 bar. Presión llega a 9,1 bar en las curvas 10 (Scarperia) y 12 (Correntaio), cuando las motos llegan a menos de 240 km/h y frenan durante menos de cinco segundos, si bien la fuerza sobre la palanca es constante en 4,2 kilos.
También para destacar en Mugello, están los 209 metros de la frenada en la curva 15 (Bucine) debido a la bajada previa que la distingue, allí, las MotoGP pasan de 262 km/h a 112 km/h en 4s3/10 segundos y la desaceleración máxima llega a 1,4 G.
El próximo domingo será una buena ocasión para comprobar si se logran nuevas mediciones sobre la emblemática pista de Mugello, que sirvan para optimizar todavía más un sistema que permite ganar, tantos metros en la pista, como un buen motor o una buen aerodinámica.

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