Industria Automotriz
GHOSNGATE
TIEMBLA LA TRIPLE ALIANZA
21/11/2018. Dura encrucijada para Nissan, Renault y Mitsubishi, integrantes del poderoso grupo manejado “con mano de hierro” por Carlos Ghosn, que fue arrestado por un presunto caso de fraude fiscal, donde se sospecha que el ejecutivo pudo evadir cerca de 40 millones de euros en los últimos años. Los alcances del caso aún no se conocen, aunque se estiman muy amplios y profundos para el grupo…
El ejecutivo de origen brasileño Carlos Ghosn, reconocido como la persona que logró revivir a Nissan Motor Co. y cerebro de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, fue arrestado y destituido de su cargo como presidente de la automotriz japonesa debido a acusaciones que le imputan no haber reportado millones de euros en ingresos.
Nissan informó que una investigación interna, basada en una pista, descubrió que Ghosn (64) falsificó informes sobre su compensación “durante muchos años”, incurriendo en distintas irregularidades como “otras numerosas malversaciones, a través del uso de bienes de la empresa con fines personales”, y propuso al consejo de administración “destituirle de su cargo rápidamente”, lo que ocurrió horas después.
La oficina del fiscal de Tokio arrestó a Ghosn bajo sospechas de “violación de la Ley de Instrumentos Financieros y Cambiarios”, afirmó en su momento la agencia japonesa NHK. Según medios de ese mismo origen, el presidente de Nissan, que también es consejero delegado de Renault, expuso su descargo ante la fiscalía de Tokio.
Las acusaciones por fraude incluyeron también al director representativo de la empresa, Greg Kelly. Hiroto Saikawa, director general de Nissan, planea proponer a la junta directiva que Ghosn y Kelly sean removidos de sus puestos.
“Nissan se disculpa profundamente por causar gran preocupación a nuestros accionistas e interesados. Continuaremos trabajando para identificar nuestros problemas de gobernabilidad y cumplimiento, y para tomar las medidas que correspondan”, manifestó la compañía en un comunicado.
La situación de Ghosn (en principio, detenido por 10 días, aunque podría recibir una condena de hasta 10 años en prisión) se convirtió en un detonante para distintas alternativas de conflicto que se vivían en el grupo y que, en un marco de relativa calma, no trascendían como podrían hacerlo ahora, a raíz de la crisis desatada por las acusaciones de fraude que involucran al máximo referente del mismo.
Entre algunos frentes internos que se abrirían, el más evidente está referido a la rivalidad entre Nissan y Renault, que podría haberse acentuado tras el arresto de Ghosn, lo que incrementaría las tensiones entre ambos poniendo en jaque el futuro del grupo. Nissan quiere menos influencia de Renault ya que Japón busca equiparar las fuerzas de la alianza y el caso Ghosn favorecería el intento de la marca nipona.
Por lo que pudo conocerse, este intento no llegaría a proponer una separación de Renault-Nissan, lo que significaría un enorme traspié, con un costo fenomenal y que, según fuentes interiorizadas en el tema “sería sangriento para ambas”.
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Nissan informó que una investigación interna, basada en una pista, descubrió que Ghosn (64) falsificó informes sobre su compensación “durante muchos años”, incurriendo en distintas irregularidades como “otras numerosas malversaciones, a través del uso de bienes de la empresa con fines personales”, y propuso al consejo de administración “destituirle de su cargo rápidamente”, lo que ocurrió horas después.
La oficina del fiscal de Tokio arrestó a Ghosn bajo sospechas de “violación de la Ley de Instrumentos Financieros y Cambiarios”, afirmó en su momento la agencia japonesa NHK. Según medios de ese mismo origen, el presidente de Nissan, que también es consejero delegado de Renault, expuso su descargo ante la fiscalía de Tokio.
Las acusaciones por fraude incluyeron también al director representativo de la empresa, Greg Kelly. Hiroto Saikawa, director general de Nissan, planea proponer a la junta directiva que Ghosn y Kelly sean removidos de sus puestos.
“Nissan se disculpa profundamente por causar gran preocupación a nuestros accionistas e interesados. Continuaremos trabajando para identificar nuestros problemas de gobernabilidad y cumplimiento, y para tomar las medidas que correspondan”, manifestó la compañía en un comunicado.
La situación de Ghosn (en principio, detenido por 10 días, aunque podría recibir una condena de hasta 10 años en prisión) se convirtió en un detonante para distintas alternativas de conflicto que se vivían en el grupo y que, en un marco de relativa calma, no trascendían como podrían hacerlo ahora, a raíz de la crisis desatada por las acusaciones de fraude que involucran al máximo referente del mismo.
Entre algunos frentes internos que se abrirían, el más evidente está referido a la rivalidad entre Nissan y Renault, que podría haberse acentuado tras el arresto de Ghosn, lo que incrementaría las tensiones entre ambos poniendo en jaque el futuro del grupo. Nissan quiere menos influencia de Renault ya que Japón busca equiparar las fuerzas de la alianza y el caso Ghosn favorecería el intento de la marca nipona.
Por lo que pudo conocerse, este intento no llegaría a proponer una separación de Renault-Nissan, lo que significaría un enorme traspié, con un costo fenomenal y que, según fuentes interiorizadas en el tema “sería sangriento para ambas”.
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