En los últimos tiempos, el Dodge Challenger, con su impronta de vehículo retro de alta performance en el camino, ha igualado esta característica con otra no menos apreciable: desde su faceta poco común, desafía al mercado con buen nivel de comercialización.
Mientras que la mayoría de otros modelos con estilo retro disfrutaron de breves momentos de éxito en los últimos 20 años antes de que la novedad se agotara, el Challenger se dirige hacia su 11ª temporada desde su reaparición (2008) con solo una actualización cosmética destacada y encaramado como protagonista en ventas.
El mes pasado, el venerable muscle-car vendió más que sus principales rivales, el Ford Mustang y el Chevrolet Camaro, en lo que fue el quinto mes, desde 2009, en que el Challenger aventajó a su competencia.
Bajo el control de FCA, Dodge le sumó a la apariencia poderosa y llamativa del modelo, otra faceta no menos atractiva, como lo fueron las ediciones especiales recurrentes, con despliegue de nuevos colores y la incorporación de motorizaciones cada vez más potentes (como por ejemplo, la versión Demon de más de 850 CV, “el V8 más potente de nuestra historia”, según Dodge), una receta relativamente simple que contribuye a mantener “revuelto el avispero” en torno al modelo.
Una dinámica que podría llevar al Challenger a culminar 2018 con el récord de ventas de todos los tiempos para esta reedición del modelo que ya superó los 10 años.
Cuando el Challenger regresó en 2008, después de un período de ostracismo de 34 años y cargando con el peso del desastre de transbordador espacial homónimo en 1986, su estilo provocó una poderosa respuesta emocional de usuarios de la marca y clientes potenciales. El sensible restyling de la versión 2015 no solo acentuó ese estilo, sino que lo llevó al interior del vehículo, con reminiscencias y personalizaciones emparentadas con las versiones de los ‘70. Y luego, Dodge fue más allá con el kit Scat Pack Club y se atrevió a lo que sus rivales de Ford y GM ni tuvieron en cuenta, con las alucinantes versiones SRT Hellcat y Demon con potencias por encima de los 700 CV.
Lo que demuestra que la revulsión emocional de primera instancia, puntualmente fue acompañada e incentivada con argumentos que mantuvieron el interés de usuarios plenamente convencidos que, más allá del tradicionalismo de la propuesta, del Challenger siempre se puede esperar algo más.

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