Más allá de cualquier resultado o performance que suelen inclinar la balanza para tal o cual lado, a menudo, son las coyunturas los disparadores de algunas definiciones.
Tal parece lo que sucedió en este último caso, cuando se anunció el acuerdo entre Mercedes-Benz y Williams para que el primero motorice con sus V6 turbo de 1.6 litros a los monoplazas ingleses a partir de 2014.
El anuncio del acuerdo entre Mc Laren y Honda, por más que fuera para 2015, dejaba a Mercedes con una estructura sobredimensionada al tener un cliente menos, en un tiempo relativamente breve, considerando que este tipo de acuerdos son a largo plazo en la F1.
Por el otro lado, Williams veía amenazada la provisión de sus motores Renault, teniendo en cuenta que el proveedor francés debía atender las necesidades de Toro Rosso, a raíz de la solicitud de Red Bull, la marca-madre, en relación a la unificación de motores para ambos equipos.
Sus respectivas necesidades convocaron a las dos partes para un acuerdo que se selló dando lugar, por primera vez, en esta F1 tan propensa a las combinaciones, a la dupla Williams-Mercedes Benz.