El caos desatado por Vettel (los cinco segundos de recargo con que fue castigado, fueron muy poca pena para tamaño desatino), además, privó a Ferrari de mayor protagonismo, ya que solo pudo llegar al último escalón del podio con Raikkonen, postergado por Red Bull, que con Verstappen, fue el único que se erigió en una cierta amenaza para el imperturbable vencedor de la prueba.
Carrera lineal y poco entretenida, que solo la presencia del agua hubiese podido alterar, pero los deseos de gran parte de los gurúes que pululan en la categoría, quienes hasta “bailaron la danza de la lluvia” para que cumplieran los pronósticos, fallaron, en parte, gracias al macizo montañoso que circunda el circuito.
Del trío de marcas protagonistas excluyente de una F1 que sigue siendo demasiado predecible, Marcedes hizo lo que se esperaba, Ferrari perdió más que ninguna por el error de su líder y Red Bull demostró que está más cerca de lo previsto, ya que ante cualquier renuncio de los primeros, está listo para convertirse en protagonista.
Max Verstappen entregó una sólida demostración siguiendo el ritmo de Hamilton, en la que hasta se desmarcó de su compañero Ricciardo (4º) manteniendo muy alejado a Raikkonen.
Magnussen confirmó lo bien que le cayó la pista a los Haas-Ferrari, ubicándose 7º e inmediatamente después de los principales protagonistas.
Hubo buenos trabajos de ambos pilotos Renault, Sainz 8º y Hulkenberg 9º, y lo propio para Leclerc, quien a su octavo lugar de ayer en clasificación, le sumó hoy un punto logrado con mucho esfuerzo.
Williams continuó siendo el peor del pelotón, aunque esta vez estuvo acompañado por performances impresentables de Force India y, sobre todo, de McLaren que tuvo un fin de semana realmente pobrísimo como equipo.

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