Elocuente definición de Sebastien Loeb cuando bajó del Peugeot 208 T16 Pikes Peak luego de su primer contacto y siguió, todavía más específico, “fue lo más parecido a acelerar un F.1” (tiene una relación peso/potencia similar).
Fue después de dar algunas vueltas al circuito privado de Ferté-Vidame, donde los primeros ensayos tuvieron lugar, primero, con un piloto de pruebas sustituto y ahora con el múltiple campeón mundial de rally y piloto oficial del 208 T16 para lo que supone ser, además de un logro deportivo remarcable, un fuerte espaldarazo para la silueta 208, el vehículo que según la marca podría devolverle la rentabilidad.
Algo similar, salvando las distancias, a lo que sucedió cuando el “salvador” de la marca fue el modelo 205, quien ayudó a su recuperación cuando navegaba en una crisis similar a la actual.

Lo concreto es que Peugeot comenzó a darle esa perspectiva a partir de una nomenclatura similar, haciéndole un guiño al espectacular 205 T16 (cuando tener un motor turbo de 16 válvulas, era todo un avance tecnológico y un valioso argumento de marketing).
El proyecto Pikes Peak sería el punto culminante para la silueta y avanza inexorablemente hacia su concreción.
En principio, con estas pruebas que graficamos y que tanto impresionaron al propio Loeb y, en segunda instancia, con la decoración definitiva con la que también ilustramos y que indica la absoluta confirmación de Red Bull y Total como co-patrocinantes de este singular y exigente desafío del próximo 30 de junio.