Tal como lo hiciera en EE.UU. en los ’70 el conde Rossi, uno de los dueños-fundadores de la firma Martini & Rossi, cuando matriculó el chasis original 030 de un Porsche 917 con patente de Alabama, ahora, un residente de Mónaco y coleccionista de autos, llamado Claudio Roddaro se dio un gusto similar, aunque, probablemente, subió la vara de la propuesta.
El 917 chasis 037 que compró Roddaro, a diferencia del de Rossi que corrió los 1.000 Km de Zeltweg 1971, es cero kilómetro y, según la propia Porsche, “es el 917 más original que existe, con el 95% de sus piezas totalmente originales”.
Como requisito fundamental para poder utilizarlo por las calles y rutas, sin embargo, Roddaro debía demostrar la aptitud del vehículo para circular e incorporarle los elementos de seguridad básicos como para hacerlo satisfactoriamente.
Felizmente, para el apasionado coleccionista, el ejemplo de lo que había logrado el conde Rossi con su propio 917 de calle, fue tomado como antecedente válido, y si bien Roddaro debió demostrar, como condición sine qua non, que “su” 917 había sido fabricado exactamente con las mismas especificaciones que las de aquel, finalmente, el 917 chasis 037 fue homologado para circular.
El final feliz de la historia tuvo como antecedentes, la compra del chasis en 2016 (se habla de u$s 22 millones), la comprobación mediante documentos de que era el último 917 fabricado y luego, la civilización de la unidad mediante la incorporación de, nuevas luces traseras, un par de retrovisores externos, la ubicación de las patentes y después, la especial burocracia que requiere cualquier gestión a la que hubo que sumarle, nada menos, que se estaba intentando habilitar a un verdadero monstruo con una relación peso-potencia de casi uno a uno!!!...
La hermosa decoración del equipo Martini & Rossi de los ’70, con el tradicional fondo plata como base, fue casi un homenaje al conde Rossi, al menos, así sonó…
Tan estridente como el flat-12/ 4.9 litros de 600 CV impulsando a este nada común habitante de calles y rutas que, con casi 50 años y poco más de 600 kilos, logró por los vericuetos y túneles de Montecarlo casi lo impensado: llamar la atención donde nada parece que pueda sorprender.

...........................................................................................................................................................................