“Mate, sushi y foie grás
80 años de experiencia y USD$600 millones de inversión en manos de un equipo internacional en Córdoba”, es una de las mejores síntesis que percibimos para propuestas multirraciales de este tipo.
No obstante, debajo de la aparente simplicidad de la síntesis, el proceso es más complejo y ese fue el objetivo primario que se puso a desmenuzar la gente Nissan Motor Company cuando la radicación superó los límites de la ansiedad del desembarco.
Y así lo explica la marca, planteando una singular perspectiva que no siempre trasciende…
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Cuando en 2015 Nissan Motor Company anunció su llegada a Argentina como terminal automotriz, no contaba con un solo empleado en el país. Hoy sus más de 80 años de experiencia y una inversión de USD$600 millones para la fabricación de pick-ups a partir del 2018 están en manos de un equipo internacional basado en Córdoba y Buenos Aires. Entre ellos hay gente proveniente de Japón, México, Brasil, España, Holanda, Venezuela, y – por supuesto – Argentina.
Y aún en esta época de globalización, co-working, equipos virtuales, trabajo flexible, tele-commute y otras tendencias de vanguardia, la realidad de un equipo multinacional y multicultural es única.
No es fácil hacer las valijas y mudarse a otro país, ni integrar ideas lejanas a la mentalidad local. La diversidad de pensamientos aporta al negocio la ebullición de las ideas.
Una mezcla productiva.
Pero, ¿por qué se opta por personal extranjero? Principalmente porque se trata de un proyecto en el que se está instalando una nueva línea de producción, desarrollada bajo estrictos controles para asegurar la calidad, confiabilidad y durabilidad que caracteriza a la marca japonesa.
Sus técnicos e ingenieros reciben entrenamiento constante en los más diversos puntos del planeta y son quienes que, cada vez que la empresa decide ampliar sus horizontes, llevan la bandera del conocimiento y expertise para asegurar la puesta en marcha de cada nuevo proyecto.
Es un gran desafío y responsabilidad llevar a cabo la producción de una pick-up que es respaldada por un legado de 80 años de experiencia en el segmento, con más de 14 millones de clientes en el mundo. Actualmente, las pick ups de Nissan se venden en 180 países y son apenas tres las plantas que la producen para asegurar el expertise en calidad: México, Tailandia y España. Y Argentina se está sumando a este selecto grupo.
Nissan sigue una filosofía llamada Monozukuri, que busca optimizar todos los procesos de la cadena de valor, guía y revisa cada detalle y asegura que el producto final será la mejor opción para nuestros clientes.
Es por ello que se hace necesario el conocimiento técnico avanzado y especializado en el desarrollo de la Nissan Frontier, la pick-up que se producirá en Córdoba. Asimismo, muchos de los empleados extranjeros ya han tenido experiencia en proyectos similares en otros países (India, China, México, entre otros), por lo que su conocimiento se va haciendo cada vez más específico en los productos Nissan, en sus estándares de calidad y en la instalación de líneas de producción de la compañía.
De todas maneras, a medida que el proyecto avance, todas estas tareas podrán ser, poco a poco, reemplazadas por técnicos y profesionales argentinos debidamente entrenados por nuestros especialistas extranjeros.
Cómo es el “aterrizaje” en Argentina.
La llegada de los expatriados al país se realiza con el total soporte de la compañía: desde la búsqueda inicial de lo que se transformará en su hogar hasta la colaboración para conseguir un turno con el médico o pedir un taxi.
Nissan Argentina cuenta con un servicio 24 x 7 que no sólo hace las veces de contacto inicial para el desembarco sino que también colabora acompañándolos en todo tipo de actividades, brindándoles la ayuda necesaria para que en un futuro también puedan manejarse solos.
El proceso de adaptación e integración es muy interesante y es tan rápido o lento como la persona esté dispuesta. La mayoría de los expatriados vienen con sus familias, se los acompaña en todo momento para facilitar su integración con la comunidad local, proponiéndoles actividades que fomenten la interacción y colaborando con clases especiales para ellos y sus familias para que aprendan el idioma, entre otras cosas.
Generalmente, son las esposas quienes tienen un rol clave en la integración de sus familias, tomando roles muy activos en las escuelas de sus hijos, realizando actividades deportivas, asistiendo a reuniones sociales con las esposas de otros expatriados o incluso participando en actividades que organiza el consulado.
Las diferencias culturales se hacen un poco más notorias con los expatriados de Japón, ya que ellos tienen ciertos estándares y costumbres que son muy diferentes a los que tenemos en Argentina, partiendo desde el idioma hasta los electrodomésticos en sus hogares.
Curiosidades.
Por ejemplo, ha sucedido que al momento de alquilar su casa, pedían que tenga aire acondicionado. Al poco tiempo, llamaban avisando que el aire acondicionado no funcionaba porque no climatizaba en invierno. Lo que ocurría era que el aire sólo daba frío, por lo que desde Nissan entendimos que esto es algo que en Japón no existe, todos suelen ser frío/calor.
Otro caso que hemos tenido fue en un control de la policía de Córdoba donde pararon a uno de nuestros empleados japoneses recién llegados para solicitarle la documentación de su vehículo. No sólo le resultó muy difícil comunicarse con el policía, sino que también la licencia internacional de conducir estaba en japonés. Con lo cual, al instante se recurrió al servicio 24 x 7 de Nissan para brindarle soporte en esta situación.
Un tema no menor es la comida: si bien ya disfrutan mucho del asado, el vino, el mate y el fernet, tienen sus costumbres y no podemos dejarlas de lado. La planta de Córdoba cuenta con un comedor que adapta todas sus comidas con acompañamientos que los hagan sentirse “como en casa”. Además, ya encontraron ciertos comercios que venden los ingredientes necesarios para sus menúes. Claro está que cada vez que algún conocido, familiar o amigo viaja, tienen la misión de colaborar con ellos trayéndoles ciertas cosas que aún en nuestro país no se consiguen.
La diversidad cultural y las diferencias en la vida cotidiana son un gran desafío para los expatriados. Muchos de ellos, sobre todo los japoneses, se siguen sorprendiendo cuando a las 7 de la tarde no hay nadie en un restaurante. También rescatan la amabilidad de los argentinos en el trato, pero también se sorprenden como nos transformamos cuando estamos detrás del volante.
La comida, la familia y los amigos están dentro de las cosas que más extrañan de sus tierras natales y aseguran que el queso crema “no es necesario para el sushi”.
Para todos vivir en Argentina es una experiencia que les está permitiendo conocer una cultura muy diferente y disfrutan de lugares y paisajes totalmente diferentes a lo que están acostumbrados.
¿Pero y en el trabajo, cómo se da la adaptación? Cuando de trabajar se trata, hay ciertos estándares de organización que difieren mucho entre los expatriados japoneses y los latinos: la extrema puntualidad para las reuniones, las minutas infaltables al finalizar y el orden sobre todas las cosas. Conociendo las barreras culturales, todos realizamos pequeños ajustes en los procesos para ser más claros y favorecer un mayor equilibrio.
Los contrastes culturales a veces se notan mucho. Por ejemplo: si hay algo que está claro es que el “más o menos” no existe: los japoneses necesitan proyectar, entender el alcance de las cosas y cómo sucederán. Lo que para nosotros puede ser una indefinición aceptable, para ellos es inaceptable. Es por ello que hacen esfuerzos diarios, tanto en lo personal como en lo laboral, para adaptarse a un entorno cambiante y flexible que tanto caracteriza a los países latinos.
Como equipo, tener un grupo tan cosmopolita sin dudas enriquece mucho el día a día. Es un aprendizaje mutuo y constante sobre nuestras culturas y diferencias. Desde Recursos Humanos, el mayor desafío es tener la mente abierta para ser permeables a diferentes puntos de vista ya que lo que normalmente para nosotros puede ser una obviedad o algo bastante claro, desde otra perspectiva puede ser totalmente diferente o hasta incluso, confuso.
También es importante aprender a pensar desde diferentes perspectivas a diario, para luego lograr hacernos a nosotros mismos los cuestionamientos que el personal expatriado podría hacernos luego. Ponerse en los zapatos del otro todos los días, es un gran desafío que suma valor a una compañía globalizada y multicultural como Nissan. ¡Pero más importante seguramente es que toda esta experiencia dejará un gran legado en Córdoba!.
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No obstante, debajo de la aparente simplicidad de la síntesis, el proceso es más complejo y ese fue el objetivo primario que se puso a desmenuzar la gente Nissan Motor Company cuando la radicación superó los límites de la ansiedad del desembarco.
Y así lo explica la marca, planteando una singular perspectiva que no siempre trasciende…
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Cuando en 2015 Nissan Motor Company anunció su llegada a Argentina como terminal automotriz, no contaba con un solo empleado en el país. Hoy sus más de 80 años de experiencia y una inversión de USD$600 millones para la fabricación de pick-ups a partir del 2018 están en manos de un equipo internacional basado en Córdoba y Buenos Aires. Entre ellos hay gente proveniente de Japón, México, Brasil, España, Holanda, Venezuela, y – por supuesto – Argentina.
Y aún en esta época de globalización, co-working, equipos virtuales, trabajo flexible, tele-commute y otras tendencias de vanguardia, la realidad de un equipo multinacional y multicultural es única.
No es fácil hacer las valijas y mudarse a otro país, ni integrar ideas lejanas a la mentalidad local. La diversidad de pensamientos aporta al negocio la ebullición de las ideas.
Una mezcla productiva.
Pero, ¿por qué se opta por personal extranjero? Principalmente porque se trata de un proyecto en el que se está instalando una nueva línea de producción, desarrollada bajo estrictos controles para asegurar la calidad, confiabilidad y durabilidad que caracteriza a la marca japonesa.
Sus técnicos e ingenieros reciben entrenamiento constante en los más diversos puntos del planeta y son quienes que, cada vez que la empresa decide ampliar sus horizontes, llevan la bandera del conocimiento y expertise para asegurar la puesta en marcha de cada nuevo proyecto.
Es un gran desafío y responsabilidad llevar a cabo la producción de una pick-up que es respaldada por un legado de 80 años de experiencia en el segmento, con más de 14 millones de clientes en el mundo. Actualmente, las pick ups de Nissan se venden en 180 países y son apenas tres las plantas que la producen para asegurar el expertise en calidad: México, Tailandia y España. Y Argentina se está sumando a este selecto grupo.
Nissan sigue una filosofía llamada Monozukuri, que busca optimizar todos los procesos de la cadena de valor, guía y revisa cada detalle y asegura que el producto final será la mejor opción para nuestros clientes.
Es por ello que se hace necesario el conocimiento técnico avanzado y especializado en el desarrollo de la Nissan Frontier, la pick-up que se producirá en Córdoba. Asimismo, muchos de los empleados extranjeros ya han tenido experiencia en proyectos similares en otros países (India, China, México, entre otros), por lo que su conocimiento se va haciendo cada vez más específico en los productos Nissan, en sus estándares de calidad y en la instalación de líneas de producción de la compañía.
De todas maneras, a medida que el proyecto avance, todas estas tareas podrán ser, poco a poco, reemplazadas por técnicos y profesionales argentinos debidamente entrenados por nuestros especialistas extranjeros.
Cómo es el “aterrizaje” en Argentina.
La llegada de los expatriados al país se realiza con el total soporte de la compañía: desde la búsqueda inicial de lo que se transformará en su hogar hasta la colaboración para conseguir un turno con el médico o pedir un taxi.
Nissan Argentina cuenta con un servicio 24 x 7 que no sólo hace las veces de contacto inicial para el desembarco sino que también colabora acompañándolos en todo tipo de actividades, brindándoles la ayuda necesaria para que en un futuro también puedan manejarse solos.
El proceso de adaptación e integración es muy interesante y es tan rápido o lento como la persona esté dispuesta. La mayoría de los expatriados vienen con sus familias, se los acompaña en todo momento para facilitar su integración con la comunidad local, proponiéndoles actividades que fomenten la interacción y colaborando con clases especiales para ellos y sus familias para que aprendan el idioma, entre otras cosas.
Generalmente, son las esposas quienes tienen un rol clave en la integración de sus familias, tomando roles muy activos en las escuelas de sus hijos, realizando actividades deportivas, asistiendo a reuniones sociales con las esposas de otros expatriados o incluso participando en actividades que organiza el consulado.
Las diferencias culturales se hacen un poco más notorias con los expatriados de Japón, ya que ellos tienen ciertos estándares y costumbres que son muy diferentes a los que tenemos en Argentina, partiendo desde el idioma hasta los electrodomésticos en sus hogares.
Curiosidades.
Por ejemplo, ha sucedido que al momento de alquilar su casa, pedían que tenga aire acondicionado. Al poco tiempo, llamaban avisando que el aire acondicionado no funcionaba porque no climatizaba en invierno. Lo que ocurría era que el aire sólo daba frío, por lo que desde Nissan entendimos que esto es algo que en Japón no existe, todos suelen ser frío/calor.
Otro caso que hemos tenido fue en un control de la policía de Córdoba donde pararon a uno de nuestros empleados japoneses recién llegados para solicitarle la documentación de su vehículo. No sólo le resultó muy difícil comunicarse con el policía, sino que también la licencia internacional de conducir estaba en japonés. Con lo cual, al instante se recurrió al servicio 24 x 7 de Nissan para brindarle soporte en esta situación.
Un tema no menor es la comida: si bien ya disfrutan mucho del asado, el vino, el mate y el fernet, tienen sus costumbres y no podemos dejarlas de lado. La planta de Córdoba cuenta con un comedor que adapta todas sus comidas con acompañamientos que los hagan sentirse “como en casa”. Además, ya encontraron ciertos comercios que venden los ingredientes necesarios para sus menúes. Claro está que cada vez que algún conocido, familiar o amigo viaja, tienen la misión de colaborar con ellos trayéndoles ciertas cosas que aún en nuestro país no se consiguen.
La diversidad cultural y las diferencias en la vida cotidiana son un gran desafío para los expatriados. Muchos de ellos, sobre todo los japoneses, se siguen sorprendiendo cuando a las 7 de la tarde no hay nadie en un restaurante. También rescatan la amabilidad de los argentinos en el trato, pero también se sorprenden como nos transformamos cuando estamos detrás del volante.
La comida, la familia y los amigos están dentro de las cosas que más extrañan de sus tierras natales y aseguran que el queso crema “no es necesario para el sushi”.
Para todos vivir en Argentina es una experiencia que les está permitiendo conocer una cultura muy diferente y disfrutan de lugares y paisajes totalmente diferentes a lo que están acostumbrados.
¿Pero y en el trabajo, cómo se da la adaptación? Cuando de trabajar se trata, hay ciertos estándares de organización que difieren mucho entre los expatriados japoneses y los latinos: la extrema puntualidad para las reuniones, las minutas infaltables al finalizar y el orden sobre todas las cosas. Conociendo las barreras culturales, todos realizamos pequeños ajustes en los procesos para ser más claros y favorecer un mayor equilibrio.
Los contrastes culturales a veces se notan mucho. Por ejemplo: si hay algo que está claro es que el “más o menos” no existe: los japoneses necesitan proyectar, entender el alcance de las cosas y cómo sucederán. Lo que para nosotros puede ser una indefinición aceptable, para ellos es inaceptable. Es por ello que hacen esfuerzos diarios, tanto en lo personal como en lo laboral, para adaptarse a un entorno cambiante y flexible que tanto caracteriza a los países latinos.
Como equipo, tener un grupo tan cosmopolita sin dudas enriquece mucho el día a día. Es un aprendizaje mutuo y constante sobre nuestras culturas y diferencias. Desde Recursos Humanos, el mayor desafío es tener la mente abierta para ser permeables a diferentes puntos de vista ya que lo que normalmente para nosotros puede ser una obviedad o algo bastante claro, desde otra perspectiva puede ser totalmente diferente o hasta incluso, confuso.
También es importante aprender a pensar desde diferentes perspectivas a diario, para luego lograr hacernos a nosotros mismos los cuestionamientos que el personal expatriado podría hacernos luego. Ponerse en los zapatos del otro todos los días, es un gran desafío que suma valor a una compañía globalizada y multicultural como Nissan. ¡Pero más importante seguramente es que toda esta experiencia dejará un gran legado en Córdoba!.
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