"Tenemos una gran vocación por tener plantas de automóviles y otras plantas, muchas otras plantas", le comentó Trump a la prensa local presente en la reunión.
Minutos antes de la misma, lo había corroborado vía twitter: "Quiero nuevas plantas establecidas aquí, para producir los vehículos que se venden aquí!"
Los máximos referentes de Ford Motor Co. (Fields), Fiat Chrysler (Marchionne) y General Motors (Barra), asistieron a la reunión en la Casa Blanca para una reunión clave donde tuvieron oportunidad de opinar sobre los principales problemas del ámbito y escuchar las propuestas de la administración en sus primeros días de ejercicio, incluidas reformas comerciales, regulatorias y fiscales.
"Advertimos el interés a través de sus ideas sobre cómo podemos trabajar juntos para crear más puestos de trabajo a esta industria en particular", dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, a modo de incipiente balance.

La reunión de ayer fue la primera en la que los responsables máximos de los tres grandes fabricantes de vehículos de EE.UU. se reunieron en forma conjunta con un presidente de Estados Unidos desde 2011, cuando lo hicieron con Barack Obama, ocasión en la que llegaron a un acuerdo respecto a elevar los estándares de eficiencia de combustible casi al doble en 2025.
El CEO de Ford, Mark Fields alertó sobre discutir, la reforma del impuesto a las sociedades, la necesidad de "regulaciones basadas en datos" e iniciativas de política comercial que se ocupan de manipulación de la moneda extranjera, según un portavoz de la marca.
Los CEO de GM (Barra) y de FCA (Marchionne) llevaron propuestas con inquietudes similares, amén de cuestiones puntuales atenientes a cada grupo.
Trump se había reunido horas antes con Elon Musk, máximo responsable de Tesla Motors Inc. a quien le adelantó que reduciría drásticamente las regulaciones y los impuestos corporativos. Sin embargo, Trump aclaró prontamente, que no cederá respecto a su intención de aplicar duras penas a quienes lleven su producción fuera del país.
Los tres grupos convocados, le han hecho concesiones a Trump para promover sus esfuerzos tendientes a impulsar la contratación de mano de obra americana en los EE.UU.

Ford canceló una inversión para una planta en México por u$s 1.600 millones y, casi al mismo tiempo, anunció que invertirá u$s 700 millones para ampliar su establecimiento de Michigan.
GM y Fiat Chrysler se comprometieron con inversiones de u$s 1.000 millones cada una a nivel nacional aunque, a diferencia de Ford, ambas compañías declararon que las mismas fueron aprobadas antes de que el nuevo presidente ganara las elecciones.
Como contrapartida, los tres grupos, integrantes de la Alianza de Fabricantes de Automóviles, insistieron en su petitorio, enviado en noviembre al equipo de transición del nuevo gobierno, con una serie de recomendaciones, entre ellas sobre los programas dirigidos por EPA y la Administración Nacional de Seguridad Vial, con intención de que se clarifiquen “reglas inconsistentes que amenazan, potencialmente, con miles de millones de dólares en multas", manifestó el bloque que representa a la mayor parte de los fabricantes más grandes del mundo, GM, Ford, Toyota y Volkswagen AG.
La solicitud de la alianza incluyó, además, revisar todas las regulaciones que se aplican a los automotores, como las normas de economía de combustible, ya que los consumidores siguen rechazando automóviles eficientes y vehículos electrificados en favor de pick up, familiares y SUV convencionales.
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