Para alcanzar lo que hoy es una contundente realidad, Land Rover y ZF trabajaron en estrecha colaboración durante un importante período.
El motivo principal lo justificaba: incrementar el número de marchas en una transmisión automática para vehículos equipados con motor transversal.
Pero no un incremento cualquiera, en el caso de la marca anglo-india, era llevar de seis a nueve el fraccionamiento de la transmisión, lo que, básicamente, significaba una sensible reducción del consumo –se habla de hasta un 16%- y una notable disminución de emisiones de CO2.

Misión cumplida en primera instancia, no obstante, la lista de beneficios es sustancial: mejores aceleraciones y recuperaciones del motor, menor número de revoluciones por minuto en marchas altas, disminución de la sonoridad del motor y a través de una mayor serenidad de funcionamiento, mayor confort general de marcha y mayor sensación de vehículo de alta gama.
Y como las pruebas preliminares que se están haciendo sobre un Range Rover Evoque, la aptitud para circular en todo terreno debía ser primordial, por lo que se dotó a la caja 9HP de una primera marcha mucho más corta que la de un cambio habitual de seis marchas de cualquier Land o Range Rover, para favorecer el arrastre de un remolque entre otras cosas.

Este cambio automático es de tipo convertidor de par, pero las mejoras que introdujo ZF a este tipo de transmisiones en los últimos años, lo hicieron comportarse de manera bastante similar a los de doble embrague en términos de velocidad de paso de marchas y suavidad de funcionamiento.
Pero además, este nuevo cambio, puede bajar varias marchas de golpe a la vez si fuera preciso (por ejemplo, pasando de 7ª a 2ª, sin hacerlo por 6ª y 5ª) para lograr un buen efecto freno-motor y su inmediata recuperación.
A Ginebra, Land Rover llevará el mismo Evoque-laboratorio con el que se realizaron las pruebas finales y ambas marcas declararon que su aplicación comercial será muy rápida a partir de esta presentación.