La planta radicada en el estado de Río de Janeiro, tiene una capacidad máxima de fabricación de 24.000 vehículos, pero producirá menos de 10.000 unidades durante este año.
De esta forma, el grupo JLR se une a rivales como el Grupo VW y GM en lo que respecta al establecimiento de plantas en Brasil, que tiene un mercado potencial de más de 200 millones de personas y para evitar los altos aranceles a las importaciones, cumpliendo con las normas sobre bienes producidos localmente.
JLR anunció por primera vez su inversión de 240 millones de libras en Brasil (unos u$s 350 millones) en 2013, cuando el mercado ya llevaba una década de crecimiento, aunque los posteriores aumentos de las tasas de interés, el desmoronamiento de la confianza del consumidor y la agitación política impulsaron la caída de la demanda.

Para este 2016 se espera que las ventas de automóviles nuevos en Brasil apenas supere los dos millones de unidades, casi la mitad del máximo de 3,8 millones alcanzado en 2012.
Sin embargo, JLR confía en su performance en el país limítrofe a partir que sus ventas aumentaron globalmente un 11 por ciento en los primeros cinco meses del año.
Los datos de registro de los fabricantes de automóviles de Brasil (agrupados en Anfavea), mostraron una caída del cuatro por ciento en las ventas de JLR entre enero y mayo, respecto al año pasado. Aún así, esta es una perspectiva bastante buena para el grupo anglo-indio, sobretodo, en función de la caída del 27% registrado por el mercado automotor brasileño en su totalidad.
Jaguar-Land Rover abrió su primera planta fuera de Inglaterra en 2014 en China, como parte de un joint-venture con la marca local Chery, pero la instalación cercana a Río de Janeiro, será el primer establecimiento en el extranjero de su absoluta propiedad.