Llevando el mismo V8 biturbo/ 4.0 litros a 525 CV (20 CV más que en el V8 estándar) con un par motor que ahora alcanza 69,4 kgm, la nueva versión de esta berlina de lujo logra un 0-100 en 4s6/10 y una máxima de 305 km/h.
Cifras elocuentes que destacan la deportividad de un vehículo que representa un salto prestacional respecto a la versión básica, aunque no llega a los parámetros que propone la imponente versión equipada con el motor W12.
Sin embargo, no se trata de simple fuerza bruta, ya que el V8 con tecnología de caudal variable, puede desactivar cuatro de los ocho cilindros en algunos tramos, lo que permite una sensible reducción de consumo y emisiones, estas últimas, orillando los 254 gr/km de CO2.

Precisamente, estos detalles, son los que justifican su lanzamiento, para una marca de lujo que, con autos equipados con motores de alta cilindrada y potencia, necesita de todos los argumentos posibles para ir reduciendo paulatinamente los niveles de emisiones en función de nuevas –y cada vez más exigentes- normativas en esa materia.
No obstante, esta versión incentiva la deportividad de la silueta desde la potencia citada, la tracción integral y suspensiones cuyos reglajes han sido revisados, así como los del sistema ESP.

La estética es consecuente con la propuesta. Nueva parrilla con fondo negro, difusor trasero, llantas opcionales de 21” producidas por Mulliner (de serie, son de 20”), faros traseros tintados en negro, etc.
En el interior, hay mucha madera oscura, volante deportivo de tres radios, mando a distancia para el control, desde el asiento trasero, de clima, sistemas de información y entretenimiento y también incorpora conectividad hotspot Wi-Fi.