“Los programas deportivos no corren peligro de ser abandonados o ser reducidos significativamente debido a que los deportes del motor son muy importantes para el grupo y sus marcas”, comentó Matthias Müller, mientras se acomodaba los auriculares en los boxes de Bahrein donde, el fin de semana pasado, se disputaba la última fecha del WEC 2015.
Su presencia avaló sus declaraciones, en un año 2015 que, “resultó una temporada tremenda con un éxito increíble a partir de un gran esfuerzo de todos nuestros equipos”.

Entre otros logros, como los de Ogier y el VW Polo en los últimos años del WRC, Audi y Porsche se repartieron todas las victorias del Mundial de Resistencia, éxito que incluyó el 17º triunfo de la última, coronándose como la marca más exitosa, en las 24 Horas de Le Mans.
Además, Porsche venció en la Copa de Constructores, consagró al trío Bernhard-Webber-Hartley como campeones entre los pilotos y también logró los torneos en Marcas y Pilotos en la división Pro del GTE.
Un bagaje de éxitos que se sumó a la victoria de Audi en las 24 Horas de Nürburgring, uno de los clásicos de resistencia más valorados para la división GT.

La confirmación de Müller se produjo en pleno auge del escándalo por las emisiones falsas de distintos tipos de motores de la mayoría de las marcas del grupo que lidera, lo que en cierta forma fue admitido tangencialmente por el ejecutivo aunque, a juzgar por sus declaraciones, está lejos de ser un motivo para alterar el rumbo deportivo de las marcas de la compañía, “no cuestionamos nuestros esfuerzos en el automovilismo deportivo y no lo hicimos en ningún momento”, sentenció el CEO del grupo VW.