Sin dicha certificación adjudicada por la EPA, los autos de la marca equipados con esos motores, no podrán ser comercializados en todo el territorio de EE.UU, lo que significa que habrá una marcada espera para dichas unidades, comenzando a generarse un mayor perjuicio comercial para la empresa que ya se advertía desde los primeros momentos de iniciado el escándalo.

VW, quien esperaba la aprobación de EPA para sus motores 2.0 diesel de 2016, retiró su solicitud para no afectar las discusiones en curso con los responsables del control de las normas respecto a emisiones.
Esta otra manera de aceptar su culpa en la implementación de un software tendiente a neutralizar las emisiones de sus motores EA 189, se contradice con su actitud en otros escenarios, donde la compañía o sus filiales no emiten comentarios esclarecedores al respecto.
Por ejemplo, en Argentina, donde además de varios modelos equipados con dichos motores, tanto de VW como de Audi, la empresa fabricó y comercializó en el mercado interno más 80.000 unidades de su pick up Amarok equipadas con ese motor y aún no han dado señales, más allá de a sus clientes, a la sociedad toda, damnificados tanto o más que aquellos por las emisiones de sus motores.