Así lo especifica el nuevo contrato entre FCA y la UAW (United Auto Workers Union) indicando que el plan de producto está incluido en el acuerdo que será votado por los miembros de dicho sindicato de trabajadores en estos días.
Se pone fin así a una trayectoria con gran cantidad de ingredientes que la convirtieron en un capítulo singular, no solo de la historia de Dodge, la marca que le dio cabida al modelo, sino a la del mercado automotriz de los EE.UU.
El Viper original entró en producción en 1992, caracterizándose por un motor de 10 cilindros en V que, de inmediato, lo destacó del grupo de deportivos convencionales locales (Mustang, Camaro, etc) todos impulsados por los clásicos V8 varilleros americanos.
Fue actualizado en 1996, 2003 y 2008, antes de la quiebra de Chrysler que, en 2010, lo marginó del mercado.
Su nueva aparición tuvo lugar en 2013 y llegó de la mano de un sensible rediseño, aunque también de un importante aumento en su precio, que lo hizo difícil de comercializar frente a competidores muy evolucionados.
Desde este relanzamiento, FCA tuvo inconvenientes para venderlo, al punto que, durante todo 2014, se colocaron solo 760 Viper y hasta septiembre de este año, se llevaban vendidas apenas 503 unidades (casi un 8% menos que en el mismo período de 2014).
El Viper se fabrica a mano por un plantel de 80 operarios en la planta de montaje de Conner Avenue, Detroit y todo indica que no habrá en el futuro inmediato un vehículo que lo sustituya.