El Megane es uno de los favoritos de Renault desde hace 20 años y esta versión IV no renuncia al principal objetivo de su existencia: destronar al inaccesible Golf.
Para intentarlo, propone un modelo más conservador en relación a las generaciones anteriores, pero que no renuncia a la esencia del modelo: estética diferenciada, polivalencia y amplia gama de motorizaciones. Su funcionamiento se ha intentado mejorar con 64 milímetros más de largo (ahora, 4m36), 25 mm menos de alto, con una distancia entre ejes de 2m67 y aumento en las trochas (+47 mm adelante y +39 mm atrás).

El modelo también tiene acceso al sistema de dirección a las cuatro ruedas (4Control) y un sistema doble embrague para la caja con función Launch Control y Multi Change Down, que permite bajar varias marchas de golpe.
El interior reúne a varias de las incorporaciones ya vistas en otros modelos de la marca y donde se destaca una enorme pantalla táctil de 8,7”.
Otra sensible mejora es la capacidad del baúl (ahora 434 litros) que propone 54 litros más que el de su rival Golf.
Compartiendo su plataforma CMF-CD con Kadjar, Talisman y Espace, el Megane IV también accede a varias de sus motorizaciones.

En total, la gama se compone con siete unidades distintas, cuatro diesel y tres nafteras. Los diesel son, 1.5 dCi/90 CV, 1.5 dCi/110 CV, 1.6 dCi/130 CV y 1.6 dCi/ biturbo de 165 CV para la opción GT. Los nafteros arrancan con el 1.2 TCe en versiones de 100 y 130 CV y el 1.6 TCe de 205 CV, que supiera equipar al Clio RS, para la variante más deportiva.
Por último, Renault confirmó que para 2017 llegará la versión híbrida diesel-eléctrica, con emisiones homologadas de 76 gr/km de CO2 y, según la marca, capaz de recorrer más de 33 kilómetros con un litro de combustible.