…La gran diferencia era compensada con el excelente torque de los motores TDI, menor peso y óptimo chasis de los Audi, lo que les permitió emparejar y hasta derrotar a sus rivales en esas dos primeras carreras del año, pero Le Mans era otra cosa…
Y si bien el clásico de la especialidad es, básicamente, una prueba de resistencia, ha entrado en una faceta donde la exigencia, a partir del ingreso de nuevas marcas y la llegada de distintas alternativas tecnológicas, ha crecido de manera fenomenal en los últimos tiempos.
Vale acotar que siempre que la hubo, se orillaron los record de la prueba y los 224 y pico de promedio que logró el Porsche vencedor en 2015, como segunda marca absoluta para las 24 Horas, dejan en claro la tendencia.
En ese contexto, Audi estaba en franca desventaja respecto a Porsche, especialmente, porque el circuito de La Sarthe, donde se disputan las 24 Horas, con sus algo más de 13,5 kilómetros de recorrido, tiene en Les Hunaudières, una recta que, salvo por la presencia de dos chicanas veloces, orilla los cinco kilómetros de extensión y donde la velocidad tope manda…
Así fue como una nueva silueta salió de Ingolstad para vestir a los R18 y comenzó a equilibrar lo que hasta el momento era un dominio absoluto de los Porsche 919 en materia de velocidad máxima.

La versión R18 Le Mans, luego de intensas y satisfactorias pruebas en Monza, que ocuparon oportunamente este espacio, debutó con victoria en las 6 Horas de Spa, aunque todavía mostraba desventaja frente a Porsche en velocidad máxima, prevaleciendo solo a través de buena gestión y estrategia de carrera.
La nueva aerodinámica proponía un cambio radical. A grandes rasgos, incluía un doble spoiler delantero superpuesto, nuevos guardabarros traseros (más bajos y con remate diferente), los retrovisores escamoteados en la parte trasera de los guardabarros delanteros (combinados en su función por el sistema Amoled de cámara-retrovisor), carrocería libre de cualquier pequeña protuberancia y alerón ubicado más bajo, lo que creaba un kit de baja downforce que ofrecía una resistencia al avance sensiblemente menor.
La clasificación para las 24 Horas mantuvo esta característica con tres Porsche 919 en los tres primeros lugares a casi 250 km/h para la mejor vuelta, con los Audi sensiblemente atrás, aunque apostando por el ritmo y la correcta utilización de gomas y combustible, pero todavía sin poder amalgamar esto con el potencial que les brindaba su nueva silueta. Cosa que lograrían para la carrera, equilibrando las virtudes del R18 con su nuevo envase…
Lo demás es historia conocida: gran batalla durante casi 20 horas de carrera entre Porsche y Audi y, finalmente, victoria de los primeros con 1-2 histórico para lograr su 17ª victoria en las 24 Horas.

Lo singular del caso es que en plena disputa, los tres Audi R18 versión Le Mans lograron el objetivo propuesto: fueron significativamente más rápidos que los Porsche, capturando el record absoluto de la prueba (y nuevo primado para el trazado de La Sarthe) a cargo de André Lotterer (Audi nº7 compartido con Fassler y Treluyer) en 3m17s475, bajando en más de tres segundos su propio tiempo de clasificación y logrado en la vuelta 337, cuando solo faltaban unas 60 para la finalización de la prueba, a 248,477 km/h !!!…
Prueba concluyente, y corroborada por la máxima cronometrada en la trampa de velocidad ubicada antes de la primera chicana en Les Hunaudiéres, por Lucas di Grassi con otro de los R18 Le Mans (el nº8 compartido con Duval y Jarvis) a 345,616 km/h superando en más de 20 km/h las propias estimaciones de la marca previas a la carrera.
Su majestad, la aerodinámica, una vez más había dado su veredicto…