Aunque la marca-madre, BMW, no desglosa los resultados financieros de su división de vehículos de prestigio y lujo, se estima que esta terminará 2014 con alrededor de 500 millones de libras de ganancia.
Notable rédito para una marca que en 2009 vendió poco más de 1.000 autos y que hoy, además del record citado, financia sus propios desarrollos, incluyendo; el de una motorización diesel -que no prosperó ante el rechazo de clientes habituales y potenciales-, así como el de un prototipo híbrido (102EX) que está en gira por el mundo, los desarrollos de la próxima generación del Phantom y Ghost (que podrían tener sus propias versiones híbridas) y lo que es uno de los proyectos más ambiciosos para una empresa de perfil tan tradicional, el futuro SUV de la marca.
La compañía con sede en Goodwood, no muy lejos del legendario circuito inglés, comenzó a principios de año con los esbozos de su propio SUV, gestión que debió primero, vencer la resistencia de los sectores más tradicionalistas, tanto internos (el ala más conservadora de la compañía), como externos (clientes y referentes de la marca).

Sin embargo, todo indica que fue determinante para seguir adelante, el crecimiento del segmento SUV a nivel mundial y, especialmente, el nicho de los Premium (dato sugerido por la performance de productos de Audi, Mercedes y la propia BMW, más los proyectados intentos por SUV de Bentley, Maserati, etc).
Es más, los primeros bocetos, a la par de mostrar lo difícil que es imaginar un SUV de Rolls Royce, fueron conceptuados como “una gran promesa”, lo que ha creado una especie de contenida emoción y ansiedad en la marca porque el nuevo modelo siga su curso en tiempo y forma.
Y aunque no lo digan, también hay mucha expectativa por lanzar un producto que podría dejar la cifra-record de este año convertida en un número menor…