El despliegue era necesario para avalar la envergadura del proyecto que proponía Renault, poco menos que el lanzamiento de la propulsión eléctrica en Argentina.
El conocido Twizy con tecnología eléctrica Z.E., esto es, Zero Emission, que desde hace algún tiempo da vueltas en cuanta presentación realiza la marca en nuestro país, al que se le agregaron, directamente importados de Francia, el Kangoo Maxi Z.E. (para pasajeros) y otra versión Furgón Z.E. (para cargas), vehículos cuya configuración forma parte de la estrategia de la marca que apunta, en primer instancia, a conformar flotas de empresas propulsadas por la citada energía.
Intención avalada por un rendimiento que suena increíblemente tentador a partir de gastos operativos notablemente bajos, por más que deja un margen de duda en función del precio al cual serán comercializados los vehículos en cuestión (en la presentación, se sugirió que podría rondar los $400.000).

De lo que no hay dudas es del rendimiento apuntado. Basta decir que los estudios presentados por la marca en ocasión de esta presentación en el KDT porteño indicaron que, sobre un recorrido de 1.000 kilómetros, un vehículo naftero convencional tiene un gasto de unos $1.150, costo muy superior a los $76 que requeriría un Kangoo Z.E. para similar cometido. Cifra que se multiplica astronómicamente con 20.000 kilómetros recorridos: $23.000 para el naftero convencional contra $1.520 de nuestro héroe…
Y todo esto, sin emitir gases nocivos, ni afectar en lo más mínimo la capacidad de carga y de pasaje en lo casos citados, más allá del peso extra que significa la presencia de sus baterías bajo piso.

El Maxi Z.E. para pasajeros tiene habitabilidad para cinco personas, un baúl con 750 litros de capacidad y mide 40 centímetros más de largo que la versión convencional (ahora, 4m66).
El Furgón Z.E. permite dos pasajeros adelante y tiene una caja con una capacidad de 3.400 litros ó 650 kilos de peso e incluye un techo trasero desmontable para transportar objetos muy largos.
Muy diferentes, conceptual y estéticamente hablando, a las versiones locales, ambos Kangoo Z.E. cuentan con motores eléctricos de 60 CV y 23 kgm de torque, que le permiten una máxima de 130 km/h y aceleran de 0 a 100 km/h en 20s3/10.

En lo que respecta a la clave para este tipo de vehículos, como lo es su autonomía, Renault indicó que, en condiciones ideales, puede llegar hasta los 170 kilómetros antes de tener que volver a recargarlos, aunque en una ciudad con las exigencias de Buenos Aires, prefirieron asegurar 120/130 kilómetros.
Para la operación de recarga completa de sus baterías de iones de litio (15 años de vida útil y reemplazo prácticamente sin costo por parte de Renault Argentina), la marca propone tres alternativas: a través de un tomacorrientes común de 220V (10 horas de carga); mediante un Wall Box, como los que se ofrecen mediante un acuerdo con Edesur y previo pago de aproximadamente u$s1.200 (entre cuatro y ocho horas) y también bajo el formato carga rápida con el que se logra un 80% de la carga en solo 30 minutos.

Las Kangoo Z.E. presentan similares suspensiones a los modelos convencionales con la reformulaciones del caso, obligadas por el mayor peso del paquete de baterías; más allá de eso, comienzan las diferencias…
Una diferencia que se manifiesta en el más absoluto silencio a la hora de manejar, apenas alterado por el contacto de los neumáticos con el piso y por el paso del aire sobre la carrocería que aumenta o disminuye su zumbido en función de la velocidad.

Comparados con el primitivo Th!nk de Ford, que tuve ocasión de manejar hace ya varios años en la pista de pruebas de la marca en Detroit, estos Renault son mucho más civilizados y ágiles, con la misma serenidad, aunque mucho más definidos como producto de venta al público en relación a aquel prototipo de Ford que transitaba una etapa experimental.

Las ventajas, desde todo punto de vista y para el tránsito ciudadano, son incuestionables: economía, caja de cambios directa y progresiva que nos hace olvidar de que existe, serenidad, bajo nivel de mantenimiento para el tren de propulsión, ausencia de emisiones, marcha silenciosa, recuperación de energía accesible, espacio y habitabilidad inalterables para carga y pasaje…

¿Las contras?; su autonomía, todavía condicionada a poco más de 100 kilómetros entre recargas y el precio de venta con cual saldrán al mercado que, por ser todavía una incógnita, al menos, plantea un atisbo de duda.
Quizás la opción eléctrica no sea la solución absoluta a la movilidad de las próximas décadas aunque, sin dudas, integrará el abanico de posibilidades que plantean las últimas alternativas al respecto.

Este primer paso que dio Renault en ese sentido en nuestro país lo convierten en pionero en la materia, brindando un respaldo de marca que garantiza el proyecto y que llega, entre otras cosas, avalado por la venta de 10.000 unidades a la compañía nacional de correos de Francia y la adopción por parte de numerosas empresas para integrar sus flotas.
En definitiva, este será el primer objetivo de la marca en Argentina, a partir de lo cual, su expansión podría encarar el rumbo de los usuarios particulares.