El motor naftero VR6 se despide después de 34 años en producción siendo uno de las mejores arquitecturas y a pesar de presentar cierta complejidad en algunos casos, como instalarlo en forma transversal en el Golf, lo hizo brindando distintas alternativas de cilindradas y rendimiento y, por sobre todo, confiabilidad.

La unidad, entre otros “atrevimientos”, tuvo la misión de convertir a la 3ª generación del modelo más emblemático de VW en el anticipo de lo que con el tiempo llegaría hasta nuestros días como uno de los mayores “objetos de deseo” ó “el auténtico lobo con piel de cordero”, el Golf R.
El VR6 y sus derivados (siempre con la V de 15º), además de VW, impulsaron modelos de Audi, Porsche, SEAT, Skoda, etc y su arquitectura sirvió como punto de partida para la creación de dos de los motores nafteros más grandes y potentes del mundo: el W12 que usaron en Bentley hasta hace poco tiempo y el impresionante W16 de los Bugatti.

El VR6, que se despidió hace años de Europa y hace apenas un año del SUV VW Atlas comercializado en EE.UU. estuvo vigente hasta hace poco en “el paraíso de los EV”, China, donde también fue cancelado.

¿A que se debió semejante aceptación?

Aquí sus principales ventajas:

+ En principio a su arquitectura que, como adelantamos, proponía “un seis cilindros con el largo de un tres y medio”…

+ También su versatilidad, con la opción “normal” VR6 de 2.8 y hasta las variantes, 2.9, 3.2 y 3.6 litros…

 + Su estrecha V permitió la utilización de una sola tapa de cilindros y dos árboles de levas a la cabeza en lugar de cuatro para accionar las válvulas. Menos material, menos costos…

+ Derivado del VR6, aunque eliminando uno de los cilindros, luego apareció el VR5, conocido directamente como V5, que nació con 2.3 litros y fue aún más corto y liviano…

+ Uniendo en un block único dos VR6 con un ángulo de 72º nació el W12 …

Estas indudables y tentadoras ventajas, sin embargo, tuvieron su “prueba de fuego” cuando intentaron ocupar el lugar de un cuatro cilindros en línea en el Golf. Como adelantamos, en un verdadero alarde técnico VW lo logró y, además, lo hizo en forma transversal, dando lugar a uno de los compactos deportivos más apreciados de la historia.

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