Hace unos años, los políticos de Europa, avalados por grupos ambientalistas, decidieron crear instrumentos medioambientales de ‘descarbonización’ del planeta. Y uno de los principales objetivos de esta urgencia apuntó al transporte.

Sin embargo, sugestivamente, el involucrado sólo fue el transporte terrestre, y más concretamente, los vehículos privados fueron los más exigidos en este aspecto. Como si los grandes buques, las aeronaves comerciales y los trenes no existieran o tuvieran otro entorno que no fuera el terráqueo !!

La gestión hizo que la Unión Europea aprobara la prohibición de vender vehículos 0Km impulsados por motores de combustión a partir de 2035. Esto, avalado por la irrupción de China con unidades eléctricas competitivas en tecnología y precio, han cambiado radicalmente la industria automotriz.

En esta década, casi la totalidad de las marcas se han comprometido a abandonar el motor de combustión. La mayoría, de hecho, pretendían hacerlo antes de que llegara la fecha límite en la década siguiente a esta.

Sin embargo, en los últimos meses las cosas empezaron a cambiar bastante, y cada vez son más las marcas que han anunciado una revisión de sus planes estratégicos de transición hacia los hoy comprometidos eléctricos. Obviamente, con aspiraciones mucho más acotadas y mirando “de reojo” la necesidad de seguir contando con los ICE. Inclusive marcas que apostaron todo por los eléctricos y estuvieron dispuestas a abandonar la combustión inclusive hasta con antelación a la fecha de su caducidad, como Jaguar y Volvo, entre otras.

El CEO de esta última, Jim Rowan, opinó sobre el momento actual de forma concluyente al manifestar, “la transición completa a la electricidad llevará bastante más tiempo debido a las diferentes situaciones de los distintos mercados mundiales. Seguiremos invirtiendo en el desarrollo de propulsores híbridos enchufables y MHEV, ya que siguen siendo muy populares entre los clientes”.

En otras palabras, el adiós a los ICE no va a depender de las políticas gubernamentales, sino de los clientes, lo que equivale a pensar en un auténtico sinceramiento de los máximos referentes. En principio, todo indica que el público no está de acuerdo con una transición que los políticos han intentado imponer a toda costa y vertiginosamente.

Ante este marco, por ejemplo, las autoridades italianas han pedido revisar el plan de la Unión Europea que prohíbe la venta de nuevos motores de combustión interna a partir de 2035. Al respecto, el Ministro de Energía de Italia, Gilberto Pichetto Fratin, calificó la medida de la UE como “absurda” y basada en una “visión ideológica”, sugiriendo que la normativa debe adaptarse a las realidades del mercado y más, teniendo en cuenta la desaceleración de la industria automotriz europea.

En línea con esto, el Ministro de Industria, Adolfo Urso, propuso adelantar a 2024 la evaluación intermedia prevista para 2026. Destacando que, en medio de la incertidumbre que afecta sobre todo a la industria automotriz alemana, es necesario actuar con “claridad” para evitar el colapso europeo. Según él, “la visión ideológica ha fracasado”, y Europa necesita adoptar un enfoque más pragmático.

La ley de la UE exige que los 0Km vendidos a partir de 2035 sean “cero emisiones” de carbono, lo que prohibiría la venta de vehículos con combustibles fósiles, aunque deja abierta la posibilidad a los combustibles sintéticos.

No obstante, el gobierno de Giorgia Meloni aboga por una transición más gradual y una mayor libertad para que los países elijan sus tecnologías de ‘descarbonización’. No se oponen a los vehículos eléctricos, pero consideran que estos deben formar parte de una combinación más amplia de sistemas de propulsión. La coalición gobernante en Italia, liderada por Matteo Salvini, sin embargo, planea presentar una ley para que el gobierno revoque esta prohibición.

Mientras tanto, los fabricantes europeos avalan levantar la prohibición a los ICE con necesidades más urgentes que los reclamos de los gobiernos.

Por ejemplo, VW (que ya anticipó despidos de personal y cierre de plantas), Renault y Stellantis, se enfrentan a crecientes dificultades debido a la franca declinación del mercado de los EV y ante la competencia de sus rivales chinos.

Sumándose a VW, Stellantis habla directamente de “recorte de empleos”, en Renault creen en el coche eléctrico, pero a la par que consideran que necesita mucho más tiempo del que marca la UE y advierte que -siempre y cuando las normas se mantengan- las automotrices, además, podrían enfrentarse a multas de miles de millones de euros motivadas por incumplimientos con los objetivos climáticos propuestos por la UE.  

Independientemente de si apostar por los eléctricos es lo indicado o no, cada vez parece más evidente que los políticos de Europa se han equivocado en su estrategia y la cuestión inmediata es, ¿serán capaces de dar un paso en otra dirección?

...................................................................................................................................