Ford podría empezar a tomar consciencia de que sus apresuradas, o malas, decisiones comienzan a hacerse sentir en Europa.

Luego de cancelar al Fiesta y adelantar la desaparición del Focus, la marca se encuentra ante una paradoja dramática, con la planta principal de Colonia readaptada solo para producir eléctricos y donde, al decir de Gunnar Herrmann, “lo que producimos aquí sigue demasiado poco para justificar una fábrica entera en modo de dos turnos”. Y canceló los rumores sobre un probable ‘nuevo Fiesta’ manifestando taxativamente, “no se construirá ningún nuevo modelo económico”.

Herrmann es uno de los miembros del consejo de supervisión de la fábrica de Ford en Colonia, y tiene muy claro que las malas decisiones están pasando una factura muy importante.

Bajo la conducción del "CEO de la electrificación" de aquel momento, Martin Sanders, Ford gastó 2.000 millones de euros para transformar una fábrica de vehículos de combustión en otra de eléctricos, donde en la actualidad se producen el Explorer y el nuevo Capri.

En un marco muy deprimido para los EV en el continente y con un mediano-largo plazo que no augura mucha mejoría, este legado que dejó la gestión-Sanders, plantea una situación difícil que pone en serio peligro la viabilidad de la que fuera la planta más productiva de la marca en Alemania.

Las declaraciones de Herrmann a un importante medio alemán, inclusive, fueron más allá, con una clara advertencia a los responsables de la marca en EE.UU.: “aconsejo urgentemente dedicarse al motor de combustión”.

Ford tomó la decisión de electrificar totalmente su producción siguiendo los pasos de VW, cuyo visionario presidente Herbert Diess entendió que los eléctricos serían el futuro más inmediato. Las coincidencias entre Sanders y el ejecutivo alemán fueron más que evidentes, aunque con una importante diferencia: mientras que en VW mantuvieron su estrategia de combustión, Sanders fue más allá, arrasando con los ICE en favor de los EV y apuntando a superar al grupo alemán.

En lugar de apostar por una “ambigüedad” que le hubiese permitido contener sus gastos, recaudando con los vehículos de combustión para invertir más en los eléctricos, hizo todo lo contrario. Canceló al Fiesta tempranamente y adelantó hacer lo propio también con el Focus, que desaparecerá en 2025. Una decisión que en Ford/EE.UU. se niegan a reconsiderar, con Jim Farley, el hombre-fuerte de la marca, como máximo responsable de la grave situación de Ford en Europa, a la par de Sanders, e intentando mantener esta cuestionable estrategia en el propio suelo americano.

Herrmann advirtió también que, de no cambiar el rumbo, Ford desaparecería del continente europeo, perspectiva acelerada por el hecho de que las marcas chinas ya están por comenzar a instalarse en Europa, y convencido de que la irrupción de los vehículos eléctricos debería producirse cuando estos generaran ganancias, algo que no está ocurriendo y que nada hace suponer que ocurrirá, al menos, en el corto-mediano plazo.

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