Una vez aclarado que el nuevo B-SUV Milano pasará a llamarse Junior, cabe preguntarse qué motivó tan inesperada decisión. Luego del malestar gubernamental y en medio de los “cortocircuitos” entre el Gobierno italiano –por motivos que detallamos abajo en LOS ANTECEDENTES DEL CASO- Jean-Philippe Imparato, CEO de Alfa Romeo, dejó en claro que el cambio se debió para cumplir con las normativas y leyes vigentes. El máximo responsable de la marca italiana puntualizó que no estaban en la obligación de cambiar el nombre del vehículo con todo lo que ello supone. Sin embargo, han decidido hacerlo para evitar cualquier tipo de polémica.

«Somos perfectamente conscientes de que este momento quedará grabado en la historia de la marca. Es una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo es un momento emocionante. La elección del nombre Junior es completamente natural, ya que está fuertemente ligado a la historia de la marca y ha estado entre nuestros favoritos y entre los favoritos del público desde el principio. Como equipo, elegimos una vez más compartir nuestra pasión por la marca y hacer del producto y de nuestros clientes la prioridad. Decidimos cambiar el nombre, aunque sabemos que no estamos obligados a hacerlo, porque queremos preservar la emoción positiva que siempre han generado nuestros productos y evitar cualquier tipo de polémica", declaró Imparato.

El nombre Milano hace referencia directa a una parte de la geografía italiana. Esto, según autoridades italianas, puede llevar a "engaño" a los consumidores pensando que se trata de un producto "Made in Italy", cuando en realidad es producido en Polonia.

Respecto al nombre Junior, este forma parte de la historia de Alfa Romeo. El 26 de septiembre de 1966, se presentó en sociedad el primer Alfa Romeo GT 1300 bautizado Junior. Un vehículo fruto del éxito comercial del Giulia y su versión cupé Giulia Sprint GT, diseñada por Giugiaro para Bertone. El objetivo de Alfa Romeo con el nuevo GT 1300 Junior no era otro que captar la atención de un público más joven. Ahora, esta denominación comercial regresa para ser utilizada en un B-SUV que se propone como “el sucesor espiritual” del MiTo.

LOS ANTECEDENTES DEL CASO….

La presentación del nuevo Alfa Romeo Milano no pudo haber sido mas “estelar”. La llegada del heredero del MiTo le sumó un motivo más a las conflictivas relaciones del CEO de Stellantis, Carlos Tavares, con el Gobierno italiano, situación que ha tomado un estado público impensado. El nombre de este SUV es un problema que “le estalló en la cara” a la administración italiana, que intenta radicar su producción localmente, invocando una ley cuyo contenido data de 2003.

La situación que nace con el origen del nuevo Alfa Romeo Milano y que causó tanto malestar del Gobierno, contrasta con la satisfacción de la marca, que culminó exitosamente un esforzado proyecto al que, internamente, le adjudican un muy buen futuro.

La alegría de Carlos Tavares, entonces, se convirtió en disgusto para Adolfo Urso, el Ministro de Empresa de Italia, quien mostró su descontento con el nombre comercial de un modelo que no se fabricará en el país. Concretamente, Urso manifestó que, “un vehículo llamado Milano no se puede producir en Polonia”, argumentando que no cumple con una ley que protege la producción de productos italianos.

Según esta norma reguladora, “está prohibida la importación y exportación con fines comerciales o la comercialización o comisión de actos destinados inequívocamente a la comercialización de productos que lleven indicaciones de origen falsas o engañosas, llámese el uso de signos, cifras o cualquier otra cosa que pueda hacer creer al consumidor que el producto o la mercancía son de origen italiano”.

De concretarse la intención del Gobierno, esto afectaría sensiblemente la estrategia de Tavares, quien no está dispuesto a dejar que las marcas chinas asuman la industrialización del país, gestión encaminada con el aval gubernamental. Razón por lo cual, el ejecutivo de Stellantis, amagó con dejar a miles de empleados en la calle y mudarse a Marruecos si el Gobierno sigue “coqueteando” con las marcas chinas. Este cuadro de situación, con amenazas de uno y otro lado, y que ahora se incentiva con la llegada del Milano, se convierte en un capítulo más en los profundos desencuentros que mantienen ambas partes.

Carlos Tavares argumentó que la producción del Milano en la factoría polaca de Tychy está asignada desde hace mucho tiempo con el objetivo de reducir los costos al máximo, “si se fabricara en Italia, el Milano costaría alrededor de 40.000 euros en lugar de 30.000” destacó el CEO.

Por otra parte, los juristas italianos entienden que Alfa Romeo es propiedad de una empresa en la que una parte del capital no es 100% italiano. Efectivamente, casi un 15% es propiedad de Exor, empresa neerlandesa de los Agnelli, dueños de las marcas italianas de Stellantis, lo que “internacionaliza” a Alfa Romeo como una marca no totalmente italiana.

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