Industria Automotriz TENDENCIA

¿SE ESFUMA EL “PARAÍSO” ELÉCTRICO?

22/02/2024. Cada vez menos marcas se manifiestan dispuestas a asumir el riesgo y encarar la electrificación con todo su potencial. Europa agota sus posibilidades de subvencionar la compra de EV y la obligatoriedad que impone el plan UE 2035 cada vez es menos sostenible…

Probablemente, estemos viviendo los peores tiempos de la impulsión eléctrica desde su llega a los mercados, especialmente, a los europeos.

Una situación provocada por la decisión de la Unión Europea (UE) de imponer los vehículos EV como obligatorios desde 2035 decretando, paralelamente, la desaparición de los de combustión (ICE). Un punto de inflexión tan trascendente como peligroso para la propia entidad, ya que la marcada desaceleración en las ventas de EV podría volverse en contra de su, por el momento, inflexible determinación.  

Decisión que hace poco más de un par de años se conoció, momento desde el cual todas las marcas han dirigido gran parte de sus esfuerzos e inversiones hacia este nuevo formato de mercado.  Sin embargo, la tendencia se ralentizó con la pandemia del Covid-19, a punto tal que Europa lanzó un paquete de medidas para dinamizar la economía de los países y optimizar la gestión de las automotrices a través de los fondos Next Generation.

Varios países utilizaron su porción asignada como ayudas a la compra de unidades eléctricas pero, cuando esta ayuda se licuó, el tema pasó a mayores, convirtiéndose en un problema tanto para las marcas como para los potenciales usuarios de EV. Y lo que fue peor, manifestando un retroceso dramático para los mercados: las primeras dejaron de vender y los segundos volvieron a apostar por los diésel, que siempre se destacaron por economía y autonomía, desandando un recorrido "que ni siquiera se miraba por sobre el hombro!!"


El grupo Stellantis fue el primero en encarar el tema en España e Italia, destacando que si la UE votó la medida, 'tendrá que hacer crecer su apoyo material para sustentar la misma'. Pero el panorama no es muy alentador, Alemania terminó con las subvenciones a fines de 2023 y otros países del norte de Europa también.

Sin subvenciones, sería casi irracional pagar 25.000 euros por un EV de cuatro metros de largo y algo más de 300 kilómetros de autonomía. Y esto sin entrar en detalles de confort y equipamiento ausentes que, de hacerse presentes, significarían que el costo total superaría tranquilamente los 30.000 euros. Sin ayudas, descuentos importantes, subvenciones de cualquier tipo, o como quieran llamarlo, la respuesta de los mercados a los eléctricos será totalmente negativa.

Algo que podría atenuar la invasión china. BYD adelantó que fabricará vehículos en Europa, pero -hasta ahora- sus modelos no son tan baratos. Por otra parte, los clientes europeos están acostumbrados a un nivel que los vehículos chinos todavía no llegan a ofrecer, y menos aún en los Premium. Es cierto que proponen mucha tecnología, pero no satisfacen en aspectos muy arraigados en el consumidor europeo (calidad percibida, materiales “nobles”, terminaciones, etc). Como contrapartida, producir en Europa tiene la ventaja de reducir los tiempos de entrega y se evitan los aranceles a la importación.

Aunque si bien la tendencia que las unidades chinas se abaraten es concreta, al ahorrarse costos de transporte e impuestos, esta ventaja se esfumaría al emplearse mano de obra local, bastante más onerosa que la china.

Lo que está claro es que no habrá ayudas para ninguna marca en la mayoría de los países del Viejo Continente, que no están dispuestas a invertir en nuevos desarrollos (especialmente, en baterías más potentes) y, paralelamente, volver a los descuentos. Dramática alternativa que hace temblar la decisión de la UE y que obligaría a la entidad a una “solución de compromiso”, que no será tan sencilla de implementar como de mantenerse en el tiempo.

Fuente: motor.es

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