Casi al mismo tiempo en que la 499P de Pier Guidi, Calado y Giovinazzi cruzaba victoriosa la línea de llegada de unas 24 Horas de Le Mans “centenarias”, volviendo a poner casi seis décadas después una Ferrari en lo más alto del podio de uno de los más grandes clásicos del automovilismo mundial; el campeón mundial italiano de motociclismo, Francesco Bagnaia, ganaba el GP de Italia de MotoGP, sobre otro producto-emblema de origen peninsular, la Ducati Desmosedici.

Una circunstancia más singular que casual y que, para corroborarlo, en ambos casos no se concretó sin merecimientos.

El triunfo de Ferrari en Le Mans va a quedar en la historia como una de las ediciones más legendarias que se hayan disputado en el circuito de La Sarthe, a la que se le sumó el hecho de que se cumplía el centenario de la prueba (en realidad, fue la edición 91ª, ya que en nueve ocasiones debió suspenderse, principalmente, a causa de la IIª Guerra Mundial).

Una carrera donde no faltaron, lluvia, accidentes, una gran cantidad de sobrepasos -habituales cuando compiten categorías diferentes-, distintas estrategias variedad con emoción y suspenso hasta la última hora de carrera.

Y lo que en el caso de la Ferrari ganadora, debutante en Le Mans y en su primera temporada en el WEC, fue un inesperado golpe de suerte cuando a medianoche estuvo en serios apuros uno de sus pilotos, Alessandro Pier Guidi, quien sufrió una salida de pista por un charco de agua que lo mandó a la cama de leca y obligó a que una grúa de auxilio extrajera la 499P #51 de tan incómoda situación. Sin embargo, este típico “capricho” de la legendaria prueba se convirtió en fortuna e hizo que poco después, la salida a pista de un AS por otro incidente, le permitiera a la Ferrari reagruparse sin perder demasiado contacto con el grupo líder.

Además, en este retorno de Ferrari a la máxima categoría del Mundial de Resistencia, se produjo en una temporada donde la división se nutrió con modelos de marcas de gran peso deportivo. En primer término, Toyota, la vencedora de las últimas ediciones de las 24 Horas y luego, la marca más ganadora en la historia de la carrera, Porsche; la ambiciosa Cadillac, dominante en las carreras de la especialidad en EE.UU. y la local Peugeot, que también acredita historia y triunfos en el clásico. A estas su sumaban equipos de otro nivel, probablemente inferior, como Vanwall y Glickenhaus, este último, no obstante, con gran experiencia en el WEC.

Y mientras Ferrari sostenía un terrible duelo con Toyota por el liderazgo (no le podía haber tocado un peor rival!!) durante la mayor parte de la prueba y las 24 Horas entraban en la fase final de una edición espectacular, a pocos cientos de kilómetros de allí, en la lindante Italia, más concretamente, en la región toscana, el campeón mundial 2022 de MotoGP, la máxima expresión del motociclismo, Francesco Bagnaia, ya había comenzado a elaborar una de sus mejores obras en Mugello.

El conjunto “todo italiano” conformado por Bagnaia y Ducati, rebautizada ocasionalmente como “la Ferrari de las dos ruedas”, fue el más rápido en pista luego de las dos sesiones de entrenamiento del viernes previo al GP de Italia del domingo.

El sábado, Bagnaia-Ducati lograron la pole position con nuevo récord de pista para el trazado en MotoGP, postergando al múltiple campeón Marc Márquez y a varios encumbrados rivales sobre otras Ducati (semioficiales), las amenazantes KTM de Miller y Binder e inclusive al rival más fuerte que tiene el campeón 2022 en la temporada actual, Marco Bezzecchi, también a cargo de una Ducati.

En la prueba Sprint, un par de horas después, Bagnaia-Ducati desarrollaron otra obra maestra de conducción y estrategia para imponerse en vibrante definición, escoltado por otras cuatro Ducati, con la de Bezzecchi “soldada” a su cola a poco más 3/10. El torneo comenzaba a tomar otro color con este contundente anticipo…

Volviendo a Francia, cuando al cabo de una durísima batalla de horas, durante la cual las diferencias entre la Ferrari líder y el Toyota perseguidor, generalmente, estuvo variando en apenas una docena de segundos y ya en el amanecer de Le Mans, un bloque de frenos traseros del auto japonés, en ese momento conducido por Ryo Hirakawa, un trompo, el golpe contra el guard rail y un muy demorado retorno a boxes empezó a definir el destino de las centenarias 24 Horas de Le Mans 2023: la 499P #51 que alternaron los italianos Alessandro Pier Guidi y Antonio Giovinazzi, junto al británico James Calado, comenzaba a cerrar un nuevo capítulo en la épica de la marca transitando el camino hacia la 10ª conquista del “más importante espectáculo deportivo del mundo”, según lo definió National Geographic.

Ante más de 135.000 personas que fueron a Mugello para ver ganar a Ducati con un piloto italiano, muchos de los cuales también van a Monza para ver ganar una Ferrari el GP de Italia de F1 en septiembre, Francesco Bagnaia les hizo el gusto en el GP de Italia de motociclismo.

Y lo hizo de la mejor manera. Dominando las 24 vueltas con “mano de hierro”, neutralizando todos los intentos de sus rivales a los cuales les respondió con el mejor estilo de una demostración sin fallas, para terminar su obra con algo más de un segundo de ventaja sobre la Ducati del 2º, sacarle casi dos a la Ducati del 3º y casi cinco segundos a la Ducati del 4º. El delirio del público local terminó en una fiesta en la propia pista, invadida por cientos de tifosi al mejor estilo del GP italiano de F1.

Alrededor de las 11 de la mañana de ayer, hora argentina, con pocos minutos de diferencia entre si, dos banderazos sellaron victoriosamente la suerte de eventos que tuvieron en vilo al capital humano, industrial y tecnológico de todo un país y donde, sugestivamente, los consagrados estaban pintados de rojo…

Rod Duke

Ilustración de apertura: David Johnson

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