Griffiths puntualizó que, de aplicarse tal y como se ha propuesto la norma Euro 7,  hay riesgo concreto de cerrar fábricas y perder miles de empleos.

Reflexión en línea con la empresa-madre, el grupo VW, quien pocos días atrás, pidió lisa y llanamente que se retrase –al menos un año- la aplicación de la amenazante normativa que, entre otros aspectos, afectará a “la parte baja” de los mercados, es decir los vehículos más económicos.

La Comisión Europea presentó el año pasado la propuesta para la aplicación de la normativa Euro 7, que sustituirá a la Euro 6, con la clara intención de convertirse en una instancia-clave en el proceso de cambio hacia la movilidad eléctrica, a partir de que la misma prevé nuevos y exigentes recortes de emisiones contaminantes y de partículas “inhabilitando” (o poco menos) nuevos desarrollos en materia de motores de combustión interna.

Wayne Griffiths, CEO de SEAT y CUPRA, manifestó la dura advertencia sobre la normativa con un argumento taxativo, “se trata de una legislación imprudente”. No obstante, hizo la salvedad de que esto se podría salvar con algunos cambios en la propuesta original que “suavizarían” la medida. “Nosotros, como empresa automotriz, no estamos en contra de la Euro 7, solo tenemos que ponerla en contexto para que pueda aplicarse en el mercado sin que cause daños. Eso es todo lo que pedimos”.

Sin embargo, el ejecutivo no reculó en su propuesta original, “aplicar la norma tal y como está significaría dejar de producir los vehículos más económicos, que son los de mayor volumen, por lo tanto, estaríamos en riesgo real de cerrar fábricas y perder miles de empleos. Y eso no es algo aceptable, ni para nosotros ni para el resto de fabricantes”, aseguró Griffiths.

El ejecutivo amplió que si bien en 2035 se puede materializar la prohibición de la venta de autos y furgonetas OKm –nafteros o diésel-, aún habrá muchos usuarios que necesitarán vehículos impulsados por motores térmicos, “en nuestro caso, SEAT y CUPRA tendrán que ofrecer tanto unidades eléctricas como de combustión interna, e inclusive, creo que la tecnología híbrida plug-in también jugará un papel importante en esta transición”.

Otro grave inconveniente sobre el que advirtió Griffiths tiene que ver con el encarecimiento de las unidades nuevas, “de aplicarse la normativa Euro 7 tal como está, los vehículos podrían aumentar entre 2.000 € o 3.000 €, con lo cual los modelos pequeños ya no serán viables”.

Fuente: motor.es

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