Las controvertidas declaraciones del ejecutivo apuntaron directamente a la decisión de la Unión Europea de seguir adelante y prohibir la venta de coches nuevos (y furgonetas) nafteras y diésel a partir de 2035.

Al líder de IVECO,  uno de los colosos de la industria automotriz europea, especializado en la fabricación y comercialización de vehículos comerciales ligeros, medianos y pesados, tampoco lo convenció la decisión, que se concretó gracias a la presión de Alemania, respecto al levantamiento del veto al alcanzarse un acuerdo para establecer una exención a los combustibles sintéticos. Aún a pesar de que los e-fuels permitirán la supervivencia de los motores térmicos tal como los conocemos.

El ejecutivo, destacó en ese sentido que esta posibilidad no estará al alcance de “todo el mundo”. Marx alertó en Foro Coches Eléctricos (FCE) que los combustibles sintéticos serán demasiado caros y, por lo tanto, inaccesibles para la mayor parte de la población europea: “Si tienes una Ferrari o si manejas un Porsche Turbo una vez por fin de semana, no va a importar si el litro cuesta cinco o 10 euros, pero eso no es un combustible para gran parte del mercado y en función de futuro”.

Por otra parte, el CEO de Iveco advierte como “muy arriesgada” la estrategia de emisiones fijada por Europa. Especialmente, en lo que ha definido como “un sistema político disfuncional en Bruselas” e hizo especial hincapié en la falta de coordinación entre las agencias de la UE que se ocupan de la tecnología, las emisiones y el transporte, que sólo parecen tener como objetivo acelerar la transición hacia los eléctricos sin evaluar ningún tipo de consecuencias (que las habrá) en ese sentido.

Esto propone una encrucijada, siempre según el criterio de Marx, ya que el peligro que supondrá impulsar artificialmente el cambio hacia vehículo eléctrico de batería y/o los combustibles sintéticos puede derivar en una disminución del proceso de renovación de la flota de vehículos: “Convertiremos Europa en Cuba, donde se ven vehículos viejos en las calles y rutas. El usuario común no podrá comprar unidades nuevas”.

El análisis de Marx tuvo hasta una instancia poco menos que impensada, cuando el ejecutivo aseguró que, además, los combustibles sintéticos no ayudarán a independizar a Europa de los países que actualmente son proveedores de combustibles fósiles. “¿Adivinan quién quiere convertirse en el fabricante de combustible sintético número uno?...¡Arabia Saudita! con lo que sólo estaríamos reemplazando una fuente de energía por otra, pero del mismo origen!!”.

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