Mazda le está demostrando a la industria automotriz que es posible llevar a cabo la transición hacia la movilidad sostenible de una manera muy distinta a la estrategia que están aplicando la mayoría de los fabricantes, abocados a una “carrera a la electrificación” que, en algunos casos, hasta parece dramática. Esto no quiere decir que la marca japonesa no vaya a apostar por producir vehículos electrificados. Sin embargo, se ha tomado este frenético momento de otra forma y ha sorprendido al público con el desarrollo de un nuevo motor diésel y, por si no fuera suficiente, materializando el regreso al mercado de su “firma” más característica, un motor rotativo.

Más allá de que estas sorpresas han sido presentadas en un breve tiempo, esto no hizo más que acrecentar la expectativa sobre cómo afrontará Mazda su ingreso al vehículo 100% eléctrico y cuánto tardará en hacerlo.

Es cierto de que ya hay un Mazda eléctrico, el MX-30, aunque este no se destaca precisamente por la tan buscada autonomía, uno de los puntos más críticos en la carrera hacia la nueva energía de impulsión. No obstante, y desde un primer momento, la compañía advirtió que su propósito no era hacer un eléctrico de gran autonomía.

Ahora, el máximo dirigente de Mazda en el mercado norteamericano, su principal escenario, lanza una advertencia sobre los eléctricos de gran rango.

No es novedad que la advertencia de Jeffrey Guyton, CEO de Mazda en EE.UU., generó mucha polémica. Especialmente, cuando redobla la apuesta y, lo que es más polémico, cuando una de las premisas actuales sobre la que trabajan los principales fabricantes es la de ofrecer eléctricos que, más allá de tratar de que sean lo más baratos posibles, tengan la máxima autonomía.

En principio, Guyton aseguró que la inmensa mayoría de los propietarios de vehículos eléctricos no usarán toda la autonomía disponible de su unidad con frecuencia, algo que pone en duda la sostenibilidad futura de la propuesta, según el ejecutivo.

Además, puntualiza que hay un tema tan real como costumbrista: las personas están acostumbradas a los vehículos térmicos, que pueden llevarlos a donde quieran en cualquier momento sin tener que preocuparse por la ubicación de una red de carga disponible, ni tampoco en programar eventuales paradas. Es decir, la disponibilidad inmediata que ofrece una unidad con motor de combustión interna es infinitamente superior a la que pueden entregar apenas un puñado de vehículos eléctricos de ‘superlujo’.

Guyton también hizo especial hincapié en que, para los compradores primerizos de eléctricos, sigue existiendo una ansiedad asociada a la autonomía, ya que los abruma el hecho de quedarse sin impulsión por falta de energía, especialmente, en un viaje por ruta. Algo que podría solucionarse cuando los usuarios se conviertan en propietarios experimentados y, paralelamente, cuando la infraestructura de carga se amplíe, aunque también deberían resolverse los tiempos de espera causados por duración de las recargas de energía, lo que es un tema tan importante como los otros planteados por el directivo.   

Como conclusión, para el CEO de Mazda en EE.UU., tener una gran cantidad de unidades eléctricas, con enormes (y pesadas) baterías –por lo que, seguramente, serán gravados-  circulando por la ciudad no parece ser tan inteligente si realmente se tiene en cuanta la distancia promedio que recorrerán a diario dichos vehículos.

.....................................................................................................................................