La nueva estrategia de Audi, que apuesta casi exclusivamente por eléctricos, también trae aparejada un modelo distinto de negocio para la división deportiva de los modelos RS, lo que sugiere una “depuración” entre las versiones tradicionales más extremas para dar lugar a reemplazos que cumplan con el rol sin perder exclusividad.

En ese sentido, la división de Audi Sport se enfrenta a la era de la electrificación dotando a los nuevos modelos eléctricos de un tope de gama, como era de esperarse, pero no renunciará de inmediato a las versiones más deportivas de los modelos impulsados por motores térmicos, aunque convertidos en dinámicos PHEV, como la nueva generación del Audi RS 4 Avant. No obstante, esto no invalida cambios radicales, de alcance impensado no hace mucho tiempo atrás, como los que proponen la eliminación de verdaderos íconos de una marca que siempre le hizo honor a su historia...

Al decir de Sebastian Grams, director gerente de Audi Sport, la marca confirmó que se avecina el fin de la producción de dos verdaderos emblemas en la gama, como son el TT y el R8 en sus configuraciones actuales. Mientras que el reemplazo del primero todavía es una incógnita, el futuro del segundo pasa obligadamente por la electrificación. Audi no quiere renunciar a la icónica identificación TT, aunque a través de una transformación que lo convertiría en un crossover 100% eléctrico, muy alejado en esencia de la histórica propuesta del modelo original.

El ejecutivo se manifestó “convencido” de que la marca debe encarar un nivel de exclusividad mayor que el que tiene actualmente, lo que pasaría no exclusivamente por el lanzamiento de versiones RS más tecnológicas, sino por recortar la oferta deportiva y solamente ofrecer modelos-clave, como serían versiones de muy alto nivel de siluetas SUV.

Este nuevo rumbo, que se confirma con la llegada de los RS Q5 y RS Q5 Sportback, además del RS Q7, pero no adelanta cuáles modelos de las versiones de alto rendimiento se eliminarán, sin embargo, está siendo revisado muy cuidadosamente, ya que podría afectar las ventas y regalías, no solo necesarias para la continuidad de la electrificación, sino con la 'entrega' de puntos de mercado a sus rivales de Mercedes y BMW.

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