Uno de los principales desafíos a los que habrá que acostumbrarse puede enfrentar, al propietario de un eléctrico que esté fuera de garantía, con el cambio de la batería de su vehículo. Si bien es una tarea que demandará relativamente poco tiempo, es poco menos que prohibitiva, al punto que en algunos casos, podría plantear la disyuntiva entre cambiar la batería o cambiar el auto!!!

En los últimos tiempos son varios los casos que se han hecho virales y que ponen de manifiesto esta problemática. El último del que se tiene conocimiento sucedió en China, y tiene como protagonista a un Polestar 2, vehículo eléctrico de última generación, cuyo propietario recibió la tan desagradable como inesperada sorpresa, cuando solicitó un presupuesto para el cambio de la batería, y descubrió que el precio del repuesto era más caro que el del propio vehículo.

El primer auto eléctrico de producción en serie de la marca Polestar se fabrica en China, país asiático que es uno de sus principales mercados, y donde se comercializa en alrededor de 43.000 € según el cambio actual.

La historia cuenta que, tras sufrir un accidente, el propietario del Polestar 2 acudió al concesionario para que se realizara un análisis sobre el estado del vehículo, palabra autorizada que determinó la necesidad de cambiar el paquete de baterías, ya que había sufrido daños y abolladuras y, por lo tanto, ya no era seguro para el correcto funcionamiento del vehículo. El presupuesto que el concesionario le acercó al cliente indicó la friolera de 79.000 € por el cambio de batería, poco menos que el doble de lo que se pagó por el vehículo OKm!!

Un precio que impulsó a los involucrados en el caso a contactarse con Polestar para verificar si se trataba del precio habitual por el cambio de batería o había involucradas otras cuestiones no tenidas en cuenta al momento de la solicitud del presupuesto. La marca respondió que el costo real por el cambio de la batería del Polestar 2 alcanzaba 57.770 €, lo que sugirió que también se incluían otras reparaciones en el presupuesto original.

Más allá de la enorme diferencia que existió entre ambas cifras, incluso en la facilitada por la propia marca, ninguna de ambas posibilidades  modifica el hecho...

Esto deja en una posición realmente complicada a los propietarios de automóviles eléctricos que, en determinados casos, pueden verse obligados a desprenderse del automóvil sin siquiera pensar en encarar la sustitución de la batería e, inmediatamente, nos devuelve a la propuesta enunciada al principio: “¿...y si en vez de reemplazar la batería cambiamos el auto??!!!”

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