EL COSTO DE LA ENERGÍA, NUEVA SOMBRA SOBRE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ
26/08/2022. A todos los problemas que se venían acumulando, la industria automotriz suma ahora el costo de la energía que, a raíz de la guerra ruso-ucraniana, se ha desbocado y tiene un impacto muy negativo en las distintas operaciones. Europa, y especialmente Gran Bretaña, los más afectados y la recuperación no está a la vista...
Gran Bretaña se ha convertido en el indicador más elocuente de lo que podría expandirse en forma de una crisis con alcances inimaginables y con una duración insospechada, sobre todo, en el mercado europeo.
La industria del motor en el ámbito británico no para de acumular problemas. Después de alcanzar un pico de producción en 2017, todo comenzó a desbarrancarse. En primer lugar, aparecieron las incertidumbres del “Brexit” (la salida de Gran Bretaña del ámbito socio-comercial europeo), cuyos efectos propiciaron, entre otros, el cierre de la planta Honda de Swindon; luego, llegó el Covid-19 conformado en pandemia y con cuarentenas varias, y finalmente, la crisis de los microchips y otros suministros (que, los más optimistas, auguran comenzaría a solucionarse recién a partir de 2024).
Después de algunos años en caída, hubo una recuperación de la producción automotriz en el último trimestre que alentó las expectativas, sin embargo, nuevas sombras aparecen en el horizonte de la industria: los precios de la energía están absolutamente fuera de control. Los costos de fabricación aumentan en consecuencia y nada indica que en un lapso relativamente breve la tendencia se vaya a revertir.
Los niveles actuales de la producción británica continúan casi a la mitad respecto a los años pre-pandemia y lo que es peor, ya que la responsabilidad no sólo es atribuible al coronavirus: todo se inició cuando se votó, en 2016, abandonar la Unión Europea. Para colmo, ahora que en diferentes mercados, las automotrices están cerca de solucionar la falta crónica de piezas de proveedores extranjeros, se disparan los precios de la electricidad como consecuencia de las restricciones y de los acuerdos de abastecimiento caídos y/o condicionados entre Rusia y algunos países europeos enfrentados por su invasión a Ucrania, entre los cuales está Gran Bretaña.
El litigio entre Rusia y las potencias europeas está teniendo consecuencias muy negativas para las economías a ambos lados de Ucrania. La limitación de la entrega de energía se está usando como elemente de presión y tiene consecuencias...
Pero la situación del Reino Unido, tomado aquí como ejemplo extremo, es especialmente delicada, ya que depende de la inversión extranjera para subsistir, ahora y en el futuro. Si los precios de energía siguen altos, y considerando que los estos no se pueden subir indefinidamente, la pérdida de competitividad también puede ser crónica, con lo que se espantaría a los inversores.
De no ser por la crisis en Ucrania y los precios de la energía “desorbitados”, había expectativas de un buen año para la industria británica, entre el alivio de los problemas logísticos y la mayor producción de modelos electrificados. Pero solucionar los problemas energéticos es todo menos sencillo o rápido.
Para la SMMT, agrupación de automotrices, los precios de la energía son “alarmantes”, están 10 veces por encima de lo normal para esta época del año, y los políticos recuerdan, día tras día, que el invierno será duro. Habrá seguramente algún corte que otro de energía industrial, como ya está ocurriendo puntualmente en China, sin embargo, mientras se teme la falta de competitividad, la amenaza de la llegada de miles de coches chinos a Gran Bretaña y luego a Europa ya no es tan lejana.
En la actualidad, la industria del motor en ambos escenarios, y con el primer productor europeo, Alemania, muy dependiente del gas ruso, todo anticipa un invierno durísimo, frío y no solo para la industria automotriz.