La tendencia general más marcada en el mundo de la automoción de los últimos tiempos, más allá de la electrificación, es la paulatina desaparición de la transmisión manual.

La proliferación de los cambios automáticos, por su comodidad, adecuación a la performance de los motores (optimizando su rendimiento) y hasta la rapidez en el paso de marchas, no admite dudas.

Sin embargo, la caja manual todavía tiene ventajas, por más que gran parte de los nuevos usuarios no las valoren como tales. Es más pequeña, liviana, menos compleja, a veces también es más accesible respecto un modelo automático equivalente y, por supuesto, entre los distintos elementos involucrados, es el que más reivindica la conducción tal como se manifestó desde el inicio de la historia del auto.

Por estas razones, y la indudable preferencia de los usuarios que prefieren una conducción más “deportiva”, por aquello de que sea el conductor (a menudo, con veleidades de piloto) quien elija “como, cuando y donde” cambiar de marcha para obtener el mejor resultado deportivo, es que las automotrices siguen produciendo y vendiendo una variedad de modelos con cajas manuales.

La lista es realmente corta en comparación con la de hace un par de décadas, pero la variedad de modelos y sus razones son realmente notables.

Hay vehículos low-cost, deportivos, camiones, SUV, TodoTerreno, y casi todos los modelos, sea por la razón que fuera, tienen al menos una versión equipada con caja manual.

Por ejemplo, equipan a modelos de acceso a gama de Subaru, Toyota, Mini, Chevrolet, Dodge, Ford, Honda, Jeep, etc, aunque también están presentes en deportivos: Porsche (911 en variantes S, 4S, GTS y GT3) Chevrolet (Camaro),  Ford (Mustang), Dodge (Challenger) y en versiones extremas de Toyota (GR 86 y GR Supra), VW (Golf GTi y R), Subaru (WRX/STI, etc.

Si bien habrá que ocuparse más que antes para encontrar el auto que uno busca en opción manual, salvo que sea un modelo que -por la razón que sea- lo promocione, la gran mayoría de las marcas aún los ofrecen.

Y son los fanáticos de los tres pedales los que aún los prefieren en medio de la avalancha de eléctricos, híbridos, automatizados, autónomos, y cuanto super-predecible vehículo que esté llegando, quienes todavía rescatan, por encima del mero hecho de trasladarse, el placer de manipular “en primera persona” el conducir y disfrutar de un auto.

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