Aleix Espargaró llegó al primer lugar del podio en Termas de Río Hondo tras una desordenada campaña de 19 años corriendo en motos y 284 carreras en diferentes categorías del Mundial, 200 de las cuales fueron en sus 10 años de MotoGP. Y como parte de ese “desorden”, lo hizo con Aprilia, una marca que desde su reingreso a MotoGP en 2015 nunca había ganado y que ni siquiera había logrado una pole, deuda que el propio Aleix se había encargado de saldar el sábado pasado en la clasificación en Termas.

"Nunca es fácil ganar en MotoGP, pero pensé que sería un poquito más fácil porque era muy competitivo, pero después de la prueba de Moto2 y con la pista más caliente, patinaba muchísimo y tuve que cambiar bastante la electrónica de la moto en carrera para aprovechar al máximo la tracción. Nunca había gestionado una situación así. Trabajé con los botones de la electrónica, con el control de tracción, con el freno motor para intentar llegar a las últimas cinco vueltas mejor que Jorge y funcionó. Siempre es más agradable ganar peleando así, pero eso recién lo decís cuando sucede, así fue de difícil lograr el primer podio y ahora también fue difícil la primera victoria, aunque no puedo negar que me siento feliz”.

Espargaró es el nuevo líder del campeonato y, por lo visto, tiene con que defender esa posición, pues su compañero de equipo Maverick Viñales estuvo casi todo el tiempo en el "top cinco" y sólo cayó del grupo sobre el final. La Aprilia RS GP 2022 parece ser el arma que ambos necesitaban para que lo de ayer en Termas se haga costumbre.

Un camino extraño que, como se verá, parece haberse encarrilado desde ayer...

El de Aleix es un título que facilistamente podríamos citar como "el triunfo de la perseverancia", aunque cuesta creer que haya llegado a este resultado desde el caos que caracterizó a su carrera deportiva.

Todo comenzó cuando se coronó como el campeón más joven de la historia en España en 2004, lo que no hacía suponer tanta irregularidad, pero a partir de ahí todo se desorganizó. Un año y medio en 125cm3, hasta que debió cambiar a mitad de temporada (2006) porque la moto “le quedó chica” a su cuerpo de adolescente en crecimiento. Dos años más en 250 cm3, sin embargo, que no terminaron de consolidarlo. A tal punto que, con 20 años,  terminó en casa y sin que montar...

Se erigió en uno de los "conejillos de indias" que empezaron a desarrollar los primeros prototipos de Moto2 y compitió en el CEV (Campeonato Español de Velocidad) durante algunas carreras. Su presencia en el Mundial se limitó a estar cerca de su hermano menor Pol, que empezaba a pelear por el título de 125 cm3.

De repente, apareció una nueva oportunidad en 250 cm3 cuando  Jorge Martínez "Aspar" pensó en Aleix para cubrir un puesto, a partir de lo cual pasó de estar afuera a tener una pequeña chance en el Mundial, y lo mejor, le enseñó a maximizar cada oportunidad.

La siguiente sería más importante. Casey Stoner se bajó de Ducati por la intolerancia a la lactosa, Mika Kallio pasó del Pramac Ducati al equipo oficial para ocupar su puesto, y de repente alguien pensó en Aleix Espargaró para hacerle un lugar en el equipo-satélite de la marca italiana. Corrió cuatro carreras en 2009 y se ganó un lugar para disputar el campeonato completo en 2010. Bajó a Moto2 en 2011 con el Pons Racing, donde tampoco explotó, aunque consiguió su primer podio. Y retornó a MotoGP, dentro de la subdivisión CRT, donde el Aspar Team volvió al rescate y él respondió ganando el título de la categoría por dos años. En 2014, las CRT pasaron a llamarse Open, y Aleix cambió de equipo (Yamaha Forward) pero seguía en clara desventaja técnica, aunque con más armas para destacarse. Logró su primera pole (en Assen) y su primer podio en MotoGP (en Aragón, bajo la lluvia).

Se había convertido en un experto en maximizar oportunidades, pero sin la moto que le permitiera optar a nada realmente destacado. En ese momento los principales lugares en MotoGP estaban muy ocupados y sólo cuatro motos (con suerte, seis) se repartían el protagonismo. Aleix recibió la llamada de Suzuki en el regreso de la marca a MotoGP en 2015 y ahí quizá llegó uno de sus principales puntos oscuros, ya que en esos dos años evolucionó la GSX-RR junto a Viñales, pero en 2016 estuvo lejos de sacarle el mismo rendimiento que su compañero. Y la nueva ocasión pasó sin pena ni gloria....

Con 27 años, Aleix perdió cartel, aunque pudo recalar en Aprilia, donde una vez más su enorme capacidad de resiliencia estuvo a la orden y se vio recompensada por cierta estabilidad deportiva, aunque no menguaron  muchos sinsabores, lesiones, tantos que hasta le hicieron pensar en la retirada...

Pero entonces, los planetas parecieron “alinearse” en 2019, con la llegada de Massimo Rivola (CEO de Aprilia) y el salto cualitativo que tuvo la RS-GP en 2021 le hicieron replantearse la situación.

Ahora, con 32 años y tras más media vida en el Mundial, Aleix se erigió en el líder de Aprilia y en Noale le han dado gustosamente ese “cargo”.

Llega a esa instancia, cuando un piloto normalmente empieza a bajar su rendimiento, pero el mayor de los Espargaró no conoce esa actitud pese a ser el segundo piloto más veterano del parque y uno de los más grandes, físicamente hablando, lo que no es poco. Aunque este obsesivo deportista para el cual el motociclismo es una forma de vida, esta parece haber retomado su sentido a partir de su victoria en Argentina.

Las carreras que vienen tendrán la última palabra, aunque Aleix Espargaró ya ha pronunciado las suyas ayer en Termas...

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