Que para Audi esta “primera victoria emocional en el desierto” haya sido un hito en la historia deportiva de la marca, no quita el hecho de que la misma era casi previsible considerando el poderío exhibido por el Audi RS Q e-tron en su debut en el Dakar donde, avalado por un reglamento -“demasiado permisivo”, según sus rivales-, ganó cuatro etapas.

Victoria que, dicho sea de paso, coronó por octava vez en el Desert Challenge de Abu Dhabi a ese sinónimo indiscutido de rally-raid que es Stephane Peterhansel (56).    

En esta segunda prueba del Campeonato del Mundo FIA de Rally-Raid 2022, el binomio que “Monsieur Dakar” integró con su coterráneo Edouard Boulanger, dominó pese a la fuerte oposición que en algunos pasajes de la prueba tuvieron de parte de Nasser Al-Attiyah (ganador del último Dakar) y el múltiple campeón de WRC, Sebastien Loeb. Los franceses ganaron con una ventaja de 29m49s sobre la Ford F-150 de Martin Prokop y sacándole casi una hora y media al 3º, Kuba Przygonski sobre un Mini.

Un entusiasmado Julius Seebach, Director General de Audi Sport GmbH y responsable de deportes de motor en Audi, manifestó: “Felicitaciones a Stéphane y Edouard, al equipo Audi Sport, así como a nuestro socio en la competición, el equipo Q Motorsport. Han logrado un gran avance para nuestras innovaciones con este éxito. Desarrollamos el Audi RS Q e-tron en tiempo récord. Ahora, por primera vez, un vehículo con motor eléctrico ha ganado un rally en el desierto. Eso me enorgullece. Una victoria en la segunda participación y contra dos de los mejores contendientes del Rally Dakar de enero, el ganador Nasser Al-Attiyah y el múltiple campeón mundial y ganador del Rally de Montecarlo, Sébastien Loeb, es un resultado sobresaliente. Fue notable que nuestro concepto prevaleciera en condiciones aún más duras que en enero”.

Dos factores le dieron validez a esta última frase de Seebach. Temperaturas exteriores significativamente altas (más de 40 grados centígrados a la sombra) e incluso superficies de arena muy blanda exigieron a los elementos mecánicos a cargo de la circulación. Esto hizo que los circuitos de refrigeración fueran llevados al límite. Sin embargo, el concepto de propulsión alternativa con su combinación de tren motriz eléctrico, una batería de alto voltaje y el altamente eficiente convertidor de energía (el motor térmico TFSI 2.0 litros utilizado por la marca en el DTM), siempre funcionó de manera confiable.

Especialmente, en un escenario que  difería significativamente del Dakar en términos de geología: Tramos largos de dunas impredecibles caracterizaron las cinco etapas del Desert Challenge sobre un recorrido total de más de 1.800 kilómetros.

“No fue fácil encontrar el ritmo adecuado en las dunas rotas, a veces muy traicioneras. Nuestro ritmo fue correcto y no tomamos demasiados riesgos. Una vez más, el Audi RS Q e-tron fue muy divertido de llevar”, comentó en la llegada Peterhansel. Ejemplo muy diferente al que debieron sufrir Al-Attiyah y Loeb, quienes perdieron todas las posibilidades de obtener buenos resultados debido a distintos golpes en sus autos.

Una pinchadura en el segundo día fue la única parada no programada del equipo Audi Sport, a partir de lo cual Peterhansel/Boulanger ampliaron  su ventaja sistemáticamente. Para Sven Quandt, director general y director del equipo de Q Motorsport. “Una vez más, hemos aprendido mucho en este joven proyecto. Por un lado, fue una prueba para nosotros, pero por otro lado también se trataba de objetivos deportivos. La primera victoria es, por supuesto, algo muy especial. Las temperaturas muy altas y los largos pasos de dunas fueron un desafío aún mayor en comparación con el Dakar. Esto resalta el valor del Audi RS Q e-tron, que funcionó perfectamente y donde el concepto de propulsión eléctrica demostró su valía incluso en las condiciones más duras”.

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