El plan de u$s 7.000 millones para revisar las operaciones de vehículos eléctricos de GM incluye convertir la planta de Orion para producir vehículos basados en la plataforma Ultium, como la Chevrolet Silverado EV y su inminente pariente, la GMC Sierra EV. Como era de esperarse, estos nuevos vehículos eléctricos tienen una gran demanda, mientras que el Bolt, a través de una pésima reputación por la docena larga de unidades incendiadas, no parece poder oponerse a esas prioridades de la compañía y ni siquiera sumarse a ellas.

Por supuesto, GM podría trasladar la producción a otra planta, pero esta sería una movida muy costosa. Todo indica que el Bolt, aunque fue un pionero en su momento, ahora es un paria que tiene prohibido ingresar, incluso a los estacionamientos a nivel del suelo, por temor a que pueda incendiar los vehículos vecinos. Nadie en su sano juicio compraría un Bolt ahora, incluso si se reanudara la producción. El modelo ya está muy comprometido y lo mejor que puede hacer GM es dejar que se esfume en su historia.

El Chevrolet Bolt se lanzó en 2016, y tuvo un rediseño menor justo antes de que se detuviera la producción. En el ámbito de los EV, cuatro años es una eternidad y el Bolt no tendría ninguna posibilidad de competir hoy en un ámbito que tecnológicamente ha avanzado. Por ejemplo, aunque la batería del Bolt le permitiera una autonomía de casi 420 kilómetros con una carga completa, se vería afectada por los largos tiempos de recarga, frente a rivales que recuperan energía un 100% más rápido.

Una cierta esperanza surgió  en febrero del año pasado cuando Chevrolet presentó el Bolt EV y el EUV rediseñados, con precios más accesibles que los del Tesla Model 3 con el que competía (a tal punto fue una preocupación para esta que bajó los precios de su modelo más popular).

Pero entonces comenzaron los incendios. Al menos 16 vehículos se incendiaron, lo que llevó a un retiro mundial de todos los Bolt EV y EUV. Las soluciones que ideó la compañía involucraron actualizaciones de software temporales que redujeron sensiblemente su autonomía, también aconsejaron a los propietarios que no carguen completamente sus Bolts o que permitan que la carga caiga por debajo de un cierto porcentaje y, finalmente, se cruzaron de brazos ante los reclamos, sugiriendo a los clientes que, directamente, reemplacen la batería. Gestión muy poco profesional y hasta desagradable que logró lo impensado: que como última instancia ofreciera  recomprarle sus Bolts a propietarios descontentos e indignados.

Fue lapidario para las aspiraciones del modelo cuando la NHTSA aconsejó a los propietarios que no estacionen sus Bolt en un garaje o demasiado cerca de las casas u otros automóviles, debido al riesgo de incendio. Unos meses más tarde, GM aconsejó a los propietarios que tomaran la misma precaución. El grupo planeó perder u$s 9.000 por cada Bolt vendido, pero esa cifra probablemente sea mucho más alta ahora. En agosto 2021, GM había pagado u$s 800 millones en costos de retiro de Bolt, y el fabricante de baterías LG gastó u$s 1.900 millones para reemplazar las baterías propensas a incendios.

La remodelación de la planta de Orion, donde se produce el Bolt, está programada para comenzar de inmediato y concluir en 2024. GM anunció en noviembre 2021 que la producción del modelo se detendría hasta 2022, para cuando la planta estará a mitad de camino de construir Silverado y Sierra EV que se anticipan como mucho más rentables. Esto hace difícil prever un futuro en el que la producción de Bolt realmente se reactive, y GM parece ser, hasta el momento, el único que no está enterado...

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